Desde la tarde del 31 de enero del año pasado hasta la fecha se han realizado seis ediciones de la feria del vinil. La primera fue en Guayaquil Social Club. Desde entonces el evento se ha expandido a ciudades como Quito (el Quitofest y concierto del grupo KISS), Cuenca y Ambato, más otra en Plaza Navona, del puerto principal.  

La séptima edición, que empezó ayer desde las 16:00 y terminará hoy por la noche en Plaza Colón, se llama ‘Melomaniática’.

En esta ocasión se combinará la exposición, venta e intercambio de más de 10 mil discos en acetato con transmisiones en vivo del evento, a través de cuatro radios online, más tocada de cinco DJ y tres agrupaciones de rock.

Los géneros que se aprecian en la feria son el rock, blues, pop, metal, new wave, hip hop, electrónica, salsa, jazz y rarezas, importados de Estados Unidos, Inglaterra y Alemania, más ediciones nacionales.

Para las transmisiones radiales se adecuarán cuatro cabinas de audio. Allí estarán Pixel Radio, Escenario Rock, con Ricardo Espinel; Animales Sónicos y La Silla Eléctrica, que tendrá como anfitrión a Pedro Ortiz. Entre los melómanos invitados a esos programas estarán Roberto Arias, con conocimientos de blues, rock y jazz; y Francisco Santana, quien presentará su libro La historia sucia de Guayaquil.

De manera alternada estarán los DJ Daniel Campoverde (conocido como MNMLKTCHN), quien mezcla música microhouse y minimal; DJrob Roberto Micky, de Chile, quien aportará con bossa nova, electrotango y jazz; DJ Geovanny, de Quito, con electropop de vieja guardia; el guayaquileño Gustavo Pérez, de Animales Sónicos, entre otros.

Entre las bandas que amenizarán la feria constan las cuencanas Santamuerte y Matazar, más la quiteña Total Death y la guayaquileña Satori, que son conocidos por estar a cargo del festival Rock del Lago.

Santamuerte es un trío integrado por el guitarrista y vocalista Juan Rojas (Rojo Garrote); el baterista Hugo Castillo (Sobrepeso) y el bajista Sebastián Tamariz (Radio Fantasma). Ellos se distinguen por tocar un género que ellos llaman psychoblues suicida, que se refleja en el disco Blues de la muerte, con canciones como ‘La llorona’.

Matazar es un grupo que interpreta rock blues experimental y psicodelia. Está integrado por el vocalista y guitarrista Daniel Piedra, el bajista Sebastián Zaldumbide y el baterista Sebastián Zurita.

Los quiteños Total Death tocan metal extremo. Sus miembros son el guitarrista y cantante Ider Farfán, el guitarrista líder Luis Fernando Orquera, el bajista Carlos Moreno y el baterista Danny Molina.

Después de la feria, las mismas bandas llevarán su música a El Café del Cangrejo, desde las 20:00, según los organizadores de la feria del vinil.

La idea de la feria es rescatar la cultura del vinil en tiempos de los discos digitales y más tecnología. Las primeras ediciones se organizaron con la participación de coleccionistas y melómanos. Uno de ellos es Roberto Arias, quien tiene su propio refugio en una habitación que está en la planta alta de su hogar en la ciudadela Nueve de Octubre, al sur de la ciudad. Allí sus 1.200 discos de vinil permanecen en varias estanterías. Cada tarde, entre las 15:00 y 17:00, suele tocarlos para relajarse en una de las 5 tornamesas que tiene. El sonido sale de 10 parlantes que posee.

Uno de los defensores del vinil es el guitarrista y docente Antonio Vergara. “Los discos de acetato fueron creados a partir de una cinta. Esta es una banda impregnada con microscópicas limaduras de hierro. A esas cintas se las conoce técnicamente como máster análogo, mientras que los discos compactos fueron creados desde un máster digital, es decir unos conversores de señal electromagnética, que al reproducirlos permiten una lectura de datos”, indica el músico de 40 años.

“El vinil está grabado con una frecuencia de 48 kHz. Eso quiere decir que la música almacenada en ese formato puede dividirse en 48 mil pedazos por segundo. En cambio, un CD está hecho con una frecuencia de 44,1 kHz, con lo que se pierde el sonido real de la grabación, es decir lo que conocemos como ‘fidelidad’. Esa es la riqueza de los discos de vinil”, explica Vergara.

“Una de las ventajas que tienen los acetatos es que al grabar se puede sobrepasar el límite de señales, mientras que en el compacto se pierde la originalidad y pureza sonora porque su formato no permite sobresaturaciones al grabar”, refiere el también hermano del bajista Juan Carlos el ‘Jefe’ Vergara. (I)