Con maracas y campanas en las manos llegaba el público a la concha acústica del Parque Samanes. La gente sabía que venía a escuchar y bailar salsa para festejar a Guayaquil en sus fiestas de fundación.

El reloj marcaba las nueve y media de la noche cuando las luces robóticas azules iluminaban a los 16 miembros de la orquesta que con ritmo tropical le daba la bienvenida al productor, compositor, trombonista y vocalista colombiano Alberto Barros, conocido como el ‘Titán de la Salsa’.

Andrea Cruz era una de las salseras que acudió al show. Para ella, Alberto Barros es sinónimo de salsa y cumbia.

El ‘Titán de la Salsa’ afirma que heredó la pasión por ambos géneros de su padre José Barros, quien compuso la famosa cumbia ‘La piragua’. Esa referencia lo condujo a estudiar música en el conservatorio de la Universidad del Atlántico en su Barranquilla natal.

Con el acompañamiento vocal de Cali Alemán, Barros inició su tributo a la salsa colombiana con un popurrí que incluyó ‘Cali pachanguero’ (Grupo Niche), ‘Rebelión’ (Joe Arroyo), ‘Oiga, mire y vea’ (Orquesta Guayacán), ‘Micaela’ (La Sonora Carruseles) y ‘Mi vecina’ (Grupo Galé). Fueron las canciones que convirtieron a la concha acústica en una pista de baile.

Los 1.500 metros cuadrados que acogieron a cerca de 10 mil personas dejaban poco espacio para el baile. Sin embargo, la mayoría supo usar “su baldosa” para darle rienda a los pasos y piruetas. Danzaban personas de contextura gruesa y delgada, jóvenes y otros no tanto.

“¡Buenas noches! Para mí es un gusto ser parte de esta familia que se une a la celebración de las fiestas de fundación de Guayaquil”, fue el saludo de Barros. ‘El Titán’ estuvo acompañado  por 6 músicos, quienes también fueron coristas en las dos horas que duró el espectáculo. Además del popurrí, Barros interpretó ‘La cita’ (Galy Galeano) y ‘Gotas de lluvia’ (Grupo Niche) y otras para el segundo ‘set’.

Barros es creyente de que los músicos deben desarrollar sus habilidades desde temprana edad, porque él creció en un hogar en el que la música siempre jugó un papel protagónico. Tras trabajar con reconocidos artistas como El Fruko y sus Tesos, Joe Arroyo, Pancho Galán, decidió lanzar su propia orquesta.  

Así nació el grupo Los Titanes, que en la década del 80 conquistó Latinoamérica con sus éxitos: ‘Sobredosis de amor’, ‘Por retenerte’, ‘Mi amante niña, mi compañera’, entre otras.

Luego de 16 melodías y tres remixes, el punto máximo de la noche fue cuando el público le pidió que tocará cumbias. “Esto no estaba en el libreto ni en el presupuesto. No me habían dicho que en Guayaquil les gustaba tanto la cumbia sino hubiera traído a mi esposita Luz Elena Restrepo, pero me gusta complacerlos”, dijo.

Barros inició con la melodía que hizo famoso a su padre: ‘La piragua’. Luego siguió ‘Pollera colorá’, considerada como otro de los clásicos de la música colombiana que originalmente compuso el clarinetista Juan Madera Castro para su versión instrumental y luego tuvo letra con Wilson Choperena.

También interpretó ‘Amor de mis amores’, de La Sonora Dinamita’ y ‘La canoa rancha’, interpretada por muchos artistas, entre ellos, el Grupo Niche.

El último bloque del show fue con ‘Una aventura’ (otra del Grupo Niche), ‘Perfume de París’ (La Misma Gente), ‘La murga de Panamá’ (famosa con Héctor Lavoe y Willy Colón) y ‘Llorarás’ (Óscar D’León). Fueron las canciones que se salieron del molde de música colombiana y las que cerraron el concierto a las once y media de la noche. (I)