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Agatha Ruíz de la Prada trajo alegría y comodidad en su paso por las pasarelas del Ecuador

Agatha Ruíz de la Prada trajo alegría y comodidad en su paso por las pasarelas del Ecuador
01 de noviembre de 2012 - 00:00

La alegría y rebeldía que la diseñadora española Agatha Ruíz de la Prada muestra en cada uno de sus diseños es el reflejo de ella misma.

Y es que desde pequeña siempre estuvo en contra de los estereotipos y los esquemas sociales que el hombre se ha impuesto para formar parte de una sociedad light, la misma que criticaba desde varios frentes, incluso no fue una alumna ejemplar en su época de colegiala.

Sin embargo el arte ha sido una de sus más grandes pasiones desde temprana edad. Esto tal vez por que sus padres: el famoso arquitecto, Juan Manuel Ruiz de la Prada y Sanchiz y la aristócrata catalana, María Isabel de Sentmenat y Urruela, eran uno de los coleccionistas de obras de arte más importante de toda España.

Tan pronto terminó la secundaria ingresó a la Escuela de Artes y Técnicas de la Moda, en Barcelona. A la edad de 20 años tuvo su primer trabajo como ayudante en el estudio del modisto Pepe Rubio. 

Al año siguiente dejó a los españoles sorprendidos cuando presentó 20 diseños multicolores en el Museo de Arte Contemporáneo ante 3 mil espectadores, en donde plasmó todo sus deseos de ser pintora, mezcando a´si, el arte con la moda.

Desde entonces, las prendas de esta diseñadora es conocida como “La ropa feliz” en los que utiliza infinidad de colores vivos y puros, formas geométricas y todo un lenguaje simbólico compuesto de corazones, nubes y flores dándole identidad a sus creaciones.

1-11-mix-pasarelaEn cada una de sus prendas no pueden faltar las forma de un corazón, el mismo que utiliza como bandera desde que inició por el camino de la moda. “Desde que supe que quería ser diseñadora y artista le eché muchas ganas. Creo que todo lo que se hace de corazón resulta bien”, comentó la diseñadora, horas antes de presentar su colección ‘Agatha vs. Agatha’, en el Designer Book que se celebró en Plaza Lagos, de Samborondón, ciudad ya conocida como la capital de la moda en Ecuador.

Los vestidos, faldas, blusas, pantalones, top e infinidas de accesorios extravagantes de esta diseñadora,  quien mantiene una relación sentimental con Pedro J. Ramírez, director de diario El Mundo y padre de sus dos hijos, han conquistado las pasareas de ciudades como Madrid, Barcelona, Santander, San Sebastián, Burdeos, Milán, Berlín, Kyoto, París, Nueva York, entre otras, en muchas de las cuales tiene tiendas.

Sin embargo, la creatividad de esta mujer, admiradora del arte de Pablo Picasso, ha llegado a otras latitudes. Ha creado ropa y calzado masculina e infantil y también ha  revestido objetos de cerámica, papelería, muebles,  muñecas,  discos, vajillas, manpostería, autos, libros y hasta botellas de vino.

Asegura que todo esto es posible si se tiene deseos. “Hubo un momento es que tenía ganas de hacer muchas cosas. El deseo viene del aburrimiento o de una carencia. Si careces de algo lo quieres. Debes desearlo mucho para conseguirlo y cuando lo consigues quieres más hasta que llega un momento en que tomas un descanso”.

Sobre sus diseños, Ruíz de la Prada asegura que no son de alta costura, a pesar de que ella está en la línea de los diseñadores más importantes de su país. “Yo no hago ropa de alta costura sino ropa democrática. Cuando empecé haca ya 31 años la ropa que hacía era más cara de la que hago ahora. La ropa a mi alrededor ha venido bajando constantemente. En España la moda no era una prioridad como lo es en Francia o en Italia. De repente llegamos los españoles con todo este fenómeno de ropa barata, entonces está al alcance de todos”.

Este aspecto tiene sus pro y sus contras, según la creativa, ya que uno de los beneficios es que la moda se democratiza y hace que cuando una persona sale a la calle bien vestida y a bajo costo están dando un palmada a los que siempre han vestido bien pero pagando mucho dinero.

Dentro de este concepto, Agatha ha revolucionado el mundo de la moda con un derroche de alegría que nace de su optimismo. “Uno en la vida se es optimista o pesimisma. Lo importante es que por el mismo precio uno puede ser feliz o desgraciado. Y es más rico ser feliz”.

Es por ello que se muestra confiada y segura de su talento y deshecha cualquier crítica malintencionada que en ocasiones recibe por parte de los diseñadores convencionales. “Yo creo que ellos sienten en el fondo que mi ropa es un ataque a su ropa porque tu para crear muchas veces tienes que destruir y tirar a bajo esquemas y estereotipos”.

Y es precisamente esto lo que la mantiene en la palestra de la moda  en la que impone un estilo que “nunca pasa de moda” que le va bien “a quien se sienta bien”. Agatha Ruiz de la Prada vive en un mundo de constante proceso creativo e intenta dejar su sello en situaciones menos esperadas.

Agatha asegura que las palabras “comodidad” es la esencia de sus prendas ya que si “una persona se siente cómodo con lo que trae puesto tiene ideas positivas, pero si vas con un tacón que te duele y es pesado te pones fastidiosa y odiosa. Por eso como diseñadora respeto mucho la comodidad”, remarcó.

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