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El Telégrafo
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En el último juego del año del equipo nacional, los negocios esperan aumentar sus dividendos

Los partidos de la Tricolor generan un movimiento comercial intenso

Desde temprano se alistaron los restaurantes y bares para recibir a los aficionados. Los negocios lucieron llenos dos horas antes del partido. Foto: Mario Egas / El Telégrafo
Desde temprano se alistaron los restaurantes y bares para recibir a los aficionados. Los negocios lucieron llenos dos horas antes del partido. Foto: Mario Egas / El Telégrafo
18 de noviembre de 2015 - 00:00 - Redacción Fanático

La selección ecuatoriana no jugaba en Quito, pero parecía que sí. El movimiento de la capital se desarrollaba alrededor del equipo nacional y era normal ver en todos lados a los aficionados vistiendo la camiseta de la ‘Tri’, sea la original o una ‘pirata’. La gran campaña en el inicio de eliminatorias, acompañada también del juego atractivo que ha mostrado, genera que los aficionados estén muy pendientes de lo que hace el equipo.

La expectativa aumenta por los pasos seguros de la selección en el camino al Mundial de Rusia 2018, que sería el cuarto de Ecuador.

Sin la selección en Quito, el estadio Olímpico Atahualpa estaba abandonado. Miles de miradas se centraban en los televisores y tener una a mano era obligación para los seguidores más asiduos. En diversos lugares se ofertaba la transmisión del encuentro, por lo que el movimiento comercial se elevaba en las zonas más concurridas.

Uno de ellos era la zona de La Mariscal, en el centro norte de Quito, donde los restaurantes, bares y demás centros de entretenimiento se llenaban de aficionados a la hora del partido.

Los administradores de los locales comerciales concordaron en que en un día de partido de la Tricolor, las ventas se disparan y las ganancias superan muchas veces el doble de lo que registran en un día regular de la semana, ya que los partidos se disputan en días laborales.

“La expectativa crece a todo nivel, porque la selección empezó con buen pie. Esto se convierte en un segundo estadio, por la emoción de la gente y el hecho de compartir con familiares y amigos”, señaló Marcelo Valladares, administrador del restaurante Q.

DATOS

Las zonas más concurridas, además de la plaza Foch, contarán con vigilancia policial para controlar el orden y evitar robos en los sectores comerciales.

Otros sectores en Quito son La Ronda, en el centro, mientras que en el sur, la gente de congrega en lugares como la Jota, la Michelena o Quitumbe, donde se han instalado nuevos lugares.

Jaime Coral administra el restaurante Mamá Clorinda, que está en La Mariscal hace 35 años. El local, para 135 personas, se llena y con seguridad se quedan para el resto de partidos de la jornada.

En el Coffee Bar el espacio es limitado, pero los aficionados se dan modos para observar el partido, aunque sea de pie. Las ganancias se doblan en relación a un día regular de la semana y también superan a los registros que se consiguen entre viernes y sábado
En el local existen 11 pantallas para observar el encuentro y lo más solicitado siempre son las picadas y las cervezas. En el lugar crearon un coctel llamado Pasión Tricolor, que tiene los colores de la bandera con el jugo de naranja más tequila (amarillo), blue curazao (azul) y granadina (rojo).

Cerca de allí también funciona Chelsea, que tiene capacidad de hasta 264 personas. A muchos no les importa ver de pie el encuentro y se acomodan de cualquier manera. “No importa el día en que se juegue el partido. La selección atrae mucho y seguro vamos a estar desbordados, como el jueves anterior”, dijo Jéssica Garrido, encargada del local.

Durante la mañana de ayer, operarios del Municipio de Quito realizaban una limpieza en la plaza Foch; con una manguera a presión para limpiar cualquier residuo.

Por allí pasó Javier Palma, vendedor de camisetas, que desde temprano empezó a comerciar con la indumentaria de la selección. La preferida por la gente es la amarilla, pero también disponía de la alterna, de color azul.

Ayer, hasta la hora del partido, pretendía vender las 5 docenas que tenía a la mano. Antes de las 10:00 había vendido 10 prendas, pero tenía la seguridad de que con el avanzar de las horas incrementaría la cantidad.

En el partido contra Uruguay, de la semana pasada, también recorrió las calles de La Mariscal con sus productos y vendió 96 camisetas, a pesar de la gran cantidad de competencia en el sector. “Antes de que empiece el partido espero vender la mayoría. Aquí ya me conocen, entonces puedo entrar a cualquier lugar para ver el partido”, dijo Palma, oriundo de Picoazá, Portoviejo.

Las banderas, los globos y gorros coloridos ornamentaban los negocios. Los meseros lucían la camiseta de la selección y se mezclaban entre los hinchas que buscaban un lugar para ver el partido.

En BBQ & Co. laboró todo el personal para atender a los clientes que asistieron al lugar. 30 personas trabajaron ayer, cantidad que ni en un viernes trabaja, porque la afluencia se incrementa. “En los días anteriores al partido hubo muy poca gente; seguro se guardaron para poder asistir al encuentro. Además, una ventaja para nosotros es que recién fue la quincena”, dijo Paola Cevallos, encargada.

En el último partido del año de la selección en eliminatorias, los negocios esperan cerrar con una gran recaudación, pues luego deberán esperar hasta marzo. (I)

Los aficionados lucieron la camiseta de la selección desde temprano. Cumplieron su jornada laboral y esperaron la hora del partido. Foto: Daniel Molineros/El Telégrafo

La hinchada no acompaña a Venezuela

El mal inicio de Venezuela en las eliminatorias al Mundial de Rusia 2018 alejó a los aficionados locales del estadio Cachamay de Puerto Ordaz. El escenario no se llenó, pero tuvo una importante cantidad de hinchas, para el partido contra Ecuador.

El día anterior al partido solo quedaban 2.500 entradas disponibles, por lo que los encargados de la parte logística del escenario anticiparon que esa cantidad de boletos se terminaría con facilidad en las horas previas al compromiso. Sin embargo, la realidad fue distinta.

El escenario, con capacidad para 45.600 aficionados, fue reinaugurado en 2007 para la Copa América que se disputó en ese país. Precisamente Ecuador disputó el partido inaugural en Cachamay, cuando se enfrentó a Chile en el primer partido del grupo B. La Tricolor cayó 3-2.

Ayer se decretó feriado en el estado Bolívar, donde se ubica Puerto Ordaz, para que los aficionados puedan asistir con tranquilidad al partido contra la selección ecuatoriana. El gobernador de Bolívar, Francisco Rangel, firmó el decreto.

Es la segunda ocasión que en esa zona se toma esa medida, pues en octubre, cuando Venezuela jugó contra Paraguay, los residentes en Bolívar tuvieron feriado para asistir al partido, que terminó 1-0 a favor de la Albirroja.

La campaña de Venezuela inició con 3 derrotas consecutivas, con apenas 3 goles marcados y 8 en contra, la peor de Sudamérica. (I)

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