Si bien el censo económico del Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos -INEC- revela que las mujeres han ganado espacio en  cargos gerenciales y administración de negocios, también da cuenta de otra realidad respecto al nivel de ocupación.

Además, establece enormes diferencias sobre cuál es el grupo más remunerado y cuál no.Una de esas realidades es que, de 2’059.504 personas ocupadas a nivel nacional, 1’157.894 son varones y 901.610 son mujeres.

Aquí ya aparece una marcada desigualdad entre el primer y segundo grupo de 256.284 personas. Dentro de esta resultante se encuentra Patricia Andrade, de 37 años, quien semanalmente revisa los anuncios de los diarios en búsqueda de un empleo. Ella es madre de una menor de 14 años y debe esforzarse por conseguir los recursos para pagar su educación, salud y vestimenta.

No conoce mucho de estadísticas ni de los términos técnicos que emplea el INEC. Lo que tiene claro es que la mayor cantidad de oportunidades laborales es para los hombres. Está a punto de obtener un título profesional, domina el inglés, conoce de informática, mas en todos los trabajos a los que quiso aplicar como maestra, solo fueron  escogidos  varones para desempeñar los  cargos.

No entiende por qué, pero percibe que aún hay algo de machismo en la sociedad ecuatoriana. Pero este es solo un caso de lo se refleja en el censo. El estudio elaborado por el instituto el año pasado también evidencia otras cifras que continúan ubicando a las féminas muy por debajo de los caballeros.

Una de ellas es la de la remuneración. En el territorio nacional, 862.854 personas del sexo masculino que realizan algún tipo de trabajo tienen su respectiva remuneración, mientras que solo 564.704 personas del sexo femenino  reciben pagos por las labores que efectúan.

La diferencia entre ambos géneros para este punto es de 297.880 personas. La cifra más dramática del censo es la que se refiere a los hombres y mujeres que no son remunerados a pesar de ejercer una actividad.  Aquí las representantes del sexo débil están por encima de los hombres, con 336.906  frente a 295.310 de los varones.

Al revisar las cifras para este ítem entre las tres principales provincias: Pichincha, Guayas y Azuay la no remuneración a las mujeres suma 172.904, es decir, casi el 45% del total nacional, que llega a 336.906.

Claro está que dichas zonas son las que tienen mayor población económicamente activa y el más alto nivel de ocupación, pero también se evidencia que  la situación no es tan distante para los hombres. Entre las tres provincias, son 150.016 varones a los que no se les paga por efectuar una labor. Ello de un total de 295.310 personas.

Es decir, la diferencia entre hombres y mujeres no remunerados apenas llega a unos 22 mil ciudadanos.
Mariuxi Hidalgo, gerente de recursos humanos de Omarsa, reconoce que en el país aún existe  discriminación o machismo a la hora de reclutar a mujeres en determinados puestos.

Incluso señala que hay altos cargos ejecutivos que parecería son solo para varones, como las gerencias administrativa,  financiera o  de producción. No así la de recursos humanos, que regularmente la ejerce una persona del sexo femenino. “No debería ser así. Las mujeres estamos capacitadas para asumir esos roles. En esto influye la decisión del empresario y la confianza que tenga en las féminas”, afirma.

Hidalgo, quien tiene a su cargo 2.500 personas, de las cuales el 80% es de hombres, expresa que también es cierto que el mercado laboral resulta  desfavorable para las damas. “En nuestra planta hay puestos que solo pueden ser para  varones, debido al esfuerzo físico que deben hacer, por eso  una señorita no  podría realizarlos”, explica.

Considera que las universidades podrían jugar un rol importante si, por ejemplo, al momento en que les solicitan jóvenes profesionales, impulsaran a ambos sexos.