Una fractura en su tibia y peroné derecho lo alejó prematuramente de las canchas uruguayas. Aunque no era un jugador que destacaba en el medio futbolístico ‘charrúa’, sus ideas innovadoras lo catapultaron a la dirección técnica y se convirtió en uno de los estrategas más jóvenes en dirigir el balompié de su país. Con apenas 27 años asumió en 2006 el mando del Fénix y posteriormente llevó sus conocimientos a Cerro (Uruguay), Blooming (Bolivia) y Defensor Sporting (Uruguay). Ahora guía al Independiente del Valle. 

Pablo Repetto conversó con El TELÉGRAFO el martes pasado durante una pausa a la doble jornada de entrenamientos que realiza con el equipo de Sangolquí.

¿Fue fácil conseguir que los jugadores se adaptaran a su filosofía de trabajo?
Siempre toma tiempo acoplarse a nuevas personas y a una tarea diferente. Corregimos algunos detalles internos y creo que hasta hoy todo marcha bastante bien. Encontramos un grupo muy abierto, con muchas ganas de crecer y mejorar, en su mayoría son jóvenes que siempre estuvieron predispuestos a receptar lo que uno les decía.

¿Qué conocía del balompié ecuatoriano y, sobre todo, del Independiente del Valle?
Sabía poco del fútbol de este país, pero apenas me contactaron comencé a buscar información del elenco, del proyecto y cuando llegué acá me encantó todo. Es una iniciativa que motiva, por todo lo que implica.

¿Cuáles son los principios de su metodología de trabajo?
Soy un técnico al que le gusta ver muchos videos de los rivales, analizar las falencias y fortalezas propias, trabajar para corregirlas, pero no soy de los que hablan tras un resultado con el grupo, prefiero esperar. Incluso, si es necesario, se hacen charlas grupales sobre otros aspectos y no solo de fútbol.

¿Su relación con el grupo trasciende lo laboral?
Con todos tengo un vínculo bastante bueno, sobre todo basado en el respeto y cordialidad que debe existir en todo el plantel, pero yo soy de los que creen que siempre debe haber la separación técnico-jugador porque así se llevan mejor las relaciones profesionales.

¿Su experiencia como entrenador de jóvenes en Uruguay facilitó su trabajo en Independiente?
Eso es indudable porque uno aprende mucho en las divisiones menores, aunque a veces es más complicado trabajar en esas edades que hacerlo con jugadores que tienen experiencia. Eso ocurre generalmente en mi país, pero puedo decir que aquí, con Independiente, no he tenido mayor problema, todos se han acoplado al sistema que aplico.

Independiente es un equipo que juega sin presión de títulos. ¿Eso favorece o perjudica?
A veces puede influenciar de forma negativa porque los jugadores se
acostumbran a no tener presión.

El éxito del club es el trabajo en las formativas, ¿cómo es la relación con los entrenadores del resto de categorías?
El primer equipo entrena casi en simultáneo con la reserva y la Sub-20 en canchas paralelas, así puedo ver el accionar de los chicos y si necesito algún jugador en determinada posición ya sé quiénes son las alternativas. Tenemos una relación muy buena con todos los colegas de la institución porque sabemos que el proyecto es formar integralmente a los jugadores en el aspecto deportivo y académico.

¿El vicecampeón tiene plantel para afrontar tres torneos a la vez en 2014?
Tenemos una base de 28 elementos, aproximadamente, y de momento solo un extranjero. No nos inquieta llenar el cupo, lo que sí queremos es tener varias alternativas de calidad en cada posición, por cualquier eventualidad que se presente.