Sabina Paredes recorre los tiempos de las mujeres en Guarichas

En una de las imágenes que componen la muestra Guarichas, de Sabina Paredes, se observa a una anciana con la boca vendada con un pañuelo negro y con un corazón pintado de rojo sobre su pecho, del cual brotan flores blancas. Esta persona forma parte de una legión de mujeres que ha luchado contra los estereotipos de género y se presenta en una exposición que revaloriza su lugar en la historia.

Guarichas es un proyecto participativo que se exhibirá hasta finales de mes en el Museo Camilo Egas  (Venezuela N9-02 y Esmeraldas, esquina) y que abarca distintos géneros, como la fotografía intervenida, la acuarela y la escultura en cerámica. La exposición resignifica el término “guarichas” (comúnmente usado de forma despectiva) y aborda el pasado y presente de la mujer latinoamericana que ha luchado por autonomía.

La artista visual y profesora universitaria Sabina Paredes regresa con una propuesta llena de símbolos femeninos y de críticas a los roles naturalizados de su género. En el primer piso del museo está la primera serie de fotografías hechas por Cristhoph Hirtz. Sobre aquellas imágenes, la artista las intervino con pinturas que reforzarán las historias personales y de resistencia de cada mujer retratada.

“La muestra trata sobre la presencia proactiva de la mujer en la sociedad actual (). Lo hace mediante un ejercicio histórico-poético fundamentado en la situación de la mujer andina y mestiza, durante su tránsito de la América colonial a la  contemporaneidad”, dice Mario García, curador de la muestra y subdecano de la Facultad de Artes de la Universidad Central.

Las piezas de Paredes dialogan con crónicas históricas de mujeres que han trastocado la historia. Para este trabajo se reunió a 32 mujeres que fueron fotografiadas durante tres días por Hirtz, en Casa Baubo, dirigida por Claudia Abad.

En el segundo piso está el resto de la serie fotográfica intervenida por Paredes y esculturas de cerámica moldeadas a  mano que simbolizan distintos estadios y edades de las mujeres. La mayoría de ellas lleva el rostro tapado, como un símbolo de su anonimato histórico. 

La maternidad, el deseo, la hermandad, la libertad estética o la lucha social son algunas de las representaciones que se proyectan en las imágenes, junto con los testimonios individuales de cada mujer. En cuanto a la escultura, se recrea un altar de vírgenes de diversas categorías, como la virgen indígena, la virgen de las flores, la virgen del útero o la virgen guaricha. En una de las salas del segundo piso hay acuarelas de corazones de  mujeres que son sinónimo de vitalidad y de contradicciones históricas, como la Malinche, la india Isabel  de Ojeda o María de Peñalosa.

Sabina Paredes -quien realizó estudios de Doctorado en la Universidad Politécnica de Valencia, en el programa de Arte Producción e Investigación- proviene de Ambato, donde siempre le decían de forma ofensiva ‘deja de ser guaricha’; es decir, ‘ya no seas loca’.  Ese fue el detonante para que la artista investigara sobre el término y descubriera que se relacionaba con la mujer rebelde.

“Fui a la época precolombina y en ese entonces la guaricha tenía una connotación relacionada con la sabiduría de la mujer. Durante la conquista, en cambio, era la que propició el mestizaje en América Latina. El término nace de la etnia Cumanagoto, en Venezuela, y de allí se expandió a Colombia (donde guaricha significa ‘fulana’) y a Ecuador, que se relaciona con la niña rebelde, como las carishinas”, dice Paredes.

En la inauguración de la muestra hubo una lectura teatralizada sobre la vida de la Malinche. (I)