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A un año del terremoto, 4 obras documentales narran la resiliencia

Un grupo de niños durante el rodaje de la película Canoa, la reconstrucción, provincia de Manabí.
Un grupo de niños durante el rodaje de la película Canoa, la reconstrucción, provincia de Manabí.
Foto: Cortesía / Viviana Calaon Moscova
15 de abril de 2017 - 00:00 - Redacción Cultura

El leitmotiv de los documentales sobre el terremoto del sábado 16 de abril de 2016 es la resiliencia, esa capacidad humana de sobreponerse a las tragedias en las que la cooperación y el arte suelen ser fundamentales. El miércoles pasado, en Quito, se dio el preestreno de dos filmes, de los cineastas Fabricio Terán (Ecuador) y Jorge Yias (Argentina).

El documental Diez historias en abril, dirigido por Terán, se presentó en la sala más grande del cine Ochoymedio. Sobre la música que estuvo a cargo de Ivis Flies -quien incluyó al grupo Los Pescados como colofón- y las imágenes de Manabí que fueron filmadas desde un dron -recurso recurrente en la película-, una voz en off hace reflexiones como las que debieron tener los afectados luego de la tragedia: “En esa desnudez, en esa piel, se caen los rostros de vanidad. Nos paramos ante la línea del horizonte, de la existencia y ahí nos damos cuenta de que todos somos iguales. Porque la puta plata no servía para nada. No importaba el dinero que tengas, pero sí el abrazo, el afecto”.

Betsy es uno de los personajes del documental que ‘perdió la memoria de su padre’, quien había construido un complejo de tiendas en Portoviejo (capital de Manabí) al que ella define como el futuro del comercio en la ciudad. Una de las hijas de Betsy cuenta que la esencia de su abuelo, sus ideas y proyectos, se quedaron como un recuerdo de los lugares destruidos por el seísmo.

Betsy aparece en un baldío de donde se han retirado los escombros, tras un cerco. Ahí revisa fotografías y repasa su experiencia. Junto a su hija reconstruyó algunos locales y recuperó sus sueños.

“Quien no ha vivido lo que es un terremoto, no tiene idea de lo que es esto”, dice Venancio, otro de los protagonistas. “La música vale en soledad o en compañía, juega un papel importane porque para muchas noches de insomnio, en la zona cero, se convierte en el único refugio, en una terapia maravillosa”, sostiene el director de una orquesta que agrupa a 45 jóvenes y niños de la parroquia portovejense Picoazá, quienes interpretan frente a las cámaras una de las partes más emotivas del soundtrack del filme.

Agustín perdió a su esposa, hijo, madre y un sobrino en Pedernales a causa del terremoto. Unos meses después de la tragedia, cuenta, prefirió analizar el momento que pasaba a mirar a un horizonte lejano. “Pedernales, sinceramente, es un pueblo aguerrido”, dice el hombre que es reconocible en la playa por haber levantado su célebre pastelería con la ayuda de sus vecinos.

En el recinto La Codicia, del cantón Flavio Alfaro, una escuela fiscal tuvo daños en el 80% de su estructura. No se han publicado registros audiovisuales de eso. Foto: John Guevara / El Telégrafo

El 16A: un reto que exige paciencia a los contadores de historias

A mediados del año pasado, Ricardo Corredor Cure (director de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, FNPI) visitó Quito y, en entrevista con este Diario, recomendó que durante las tragedias como las desatadas por el terremoto es necesario el ‘periodismo todo’: “la cobertura inmediata a través de la noticia y también la que toma más tiempo para dar una perspectiva, que analiza y permite ver las cosas con cierta distancia”.

Esa distancia es necesaria para tejer historias, como las de los documentales. Andrea, una de las entrevistadas por Terán, confirma la parte del proceso que incluye las fuentes: “Cuando puedes contar las historias sin llorar es porque estás curada de las cosas que has vivido”. Ella mira el faro de Bahía de Caráquez como un símbolo de la resistencia y resalta el papel de las mujeres en la resiliencia.

Corredor Cure concluyó que “el periodismo debe narrar la manera como las personas se reconstruyen” y eso es lo que hacen estas obras. El documental Canoa, la reconstrucción, dirigido por Jorge Yias, se presentó en uno de los auditorios de DirecTV, empresa que produjo el filme con la aerolínea Latam. Este proyecto incluyó la construcción de 10 viviendas en Canoa para una decena de familias que aparece en el filme y cuya historia paralelamente es la del voluntario argentino Gonzalo Ariel Rodríguez, quien viaja a Roma, Italia, con la idea de que el Papa bendiga la misión ecuatoriana.

Estas películas se estrenarán mañana, en las plataformas CNT (empresa que financió Diez historias...) y en DirecTV (Canoa...) a las 19:00. Hace un año, dos minutos antes de esa hora se produjo el movimiento de la tierra en 7,8 grados en la escala de Richter.

“Este es un espejo donde la gente sí va a querer verse reflejada”

En 2012, el cineasta portovejense Javier Andrade produjo Mejor no hablar de ciertas cosas, su primera película de ficción, en su ciudad. Después del terremoto del año pasado, regresó a la capital manabita para visitar y ayudar a su familia sin perder su instinto de grabar.

Con una cámara y un micrófono prestado empezó a registrar el caos del centro de la ciudad. Había familias recogiendo sus pertenencias entre los escombros, voluntarios entregando alimentos y las conversaciones de su familia sobre cómo enfrentar el futuro. Su sobrina más pequeña que, confiesa, es su preferida estaba por cumplir 3 años y los Andrade debían organizarse para “tener una existencia seudonormal para ella porque no era justo que tenga que ver a su familia consternada en su cumpleaños”, dice el cineasta que reside en Quito.

Aquel conflicto personal y la situación general de su ciudad empezó a compactarse como una historia en forma de embudo, que va de lo general a lo más particular. El realizador puso la cámara sobre su hogar para narrar lo que ocurre alrededor. “Sentí que era importante tener un relato de un desastre natural desde una mirada íntima”, explica Andrade y agrega que este proyecto cinematográfico es “un espejo donde la gente sí va a querer verse”.

52” es la segunda incursión que Andrade hace en el género documental (debutó con La casa del ritmo, 2012) y se estrenará el 12 de mayo en las salas de cine del país. Todo lo recaudado será un insumo para el financiamiento de fundaciones e instituciones dedicadas a la reconstrucción de la provincia.

Un documental sobre el 16A que ya está en circulación, y que se rodó en Esmeraldas, es Muisne, Aquí nos quedamos, Viejo Lucho del cineasta quiteño Pocho Álvarez. Además, 6 cortos de no ficción coincidirán en el festival EDOC, en mayo. (I)

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