El ruido invade todos los rincones tanto de la localidad de Huaquillas (Ecuador) como de Aguas Verdes (Perú). De lado y lado pasan habitantes y productos que se comercializan con frecuencia.

Lola Atarihuana, oriunda de Mocache (provincia de Los Ríos), cuenta que viaja en busca de artículos que le permitan surtir un bazar que posee en su pueblo.

Cuenta que en el lado peruano adquiere lo que necesita un poco más económico, aunque igual debe pagar impuesto.

Pero Atarihuana no solo compra para su bazar. También adquiere ropa para sus hijas y nietas; y uno que otro juguete, porque la temporada navideña se acerca.

De lado y lado se nota el intercambio comercial. Anita Mogollón, una peruana de 36, oriunda de Tumbes, cruza todos los sábados al lado ecuatoriano en busca de mercadería. Reconoce que aunque en su país es más barata la ropa, lo que se confecciona en el Ecuador (no todo) es de mejor calidad.

“Tengo una tienda de ropa y el 50% de lo que vendo es ecuatoriano. Cuando visito el Ecuador aprovecho para comprar frutas y carne. Además cuando tengo más tiempo avanzo hasta Guayaquil en busca de camisetas estampadas”.

El pequeño puente que une a las dos poblaciones fronterizas siempre permanece lleno de transeúntes.
Fausto Pilaloa es un peruano de 20 años que se dedica a pasar la mercadería en un triciclo. Sus días son muy ajetreados, en especial los fines de semana, cuando el movimiento comercial se triplica.
Reconoce que en noviembre y diciembre tanto ecuatorianos como peruanos cruzan la frontera en busca de promociones.

“Por día hago mínimo 10 fletes a ambas direcciones. Y aunque más compradores cruzan de Ecuador a Perú, también traslado artículos ecuatorianos a mi país”.

En las dos localidades uno de los negocios más rentables son los aparcaderos de vehículos que cobran 1 dólar la hora. La única diferencia es que en Huaquillas se los conoce como garajes y en el Perú como playas. (I)