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El Telégrafo
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Padres discuten de vereda a vereda tras supuesto secuestro

Padres discuten de vereda a vereda tras supuesto secuestro
21 de septiembre de 2018 - 00:00 - Karla Naranjo Álvarez

Cristina tiene 13 años y no puede mantenerse en pie. Sus hermanos la llevan al cerramiento de madera de la casa y la sientan en un muro afuera de la tienda contigua. Ella cae pesadamente, estira sus piernas y arrima la espalda a unas rejas.

Rosa, su madre, camina en círculos. La mujer está indignada, desesperada, asustada. Cuenta que a Cristina la secuestraron la mañana del lunes 17 de septiembre afuera de un colegio en el noroeste de Guayaquil y que durante dos días no la vio. El miércoles, tras buscarla y difundir afiches con su fotografía, la hallaron sola en una casa abandonada en el cantón Paján, provincia de Manabí. “Mírela sigue con efectos del alcohol y drogas”, dice la progenitora.

Frente a la casa de la que salió Cristina están aglomerados policías y familiares de un muchacho que en octubre cumplirá 18 años, a quien señalan como secuestrador. Ellos viven en otro sector, pero llegaron para defenderse de las acusaciones.

Desde ese borde de la polvorienta calle del sector Cordillera del Cóndor, en Monte Sinaí, Maritza grita que su hijo es inocente. -Mi hijo no secuestró a nadie, él es un buen chico. Deben darse cuenta de lo que hace su hija.

El padre de Cristina no puede callar y contesta aturdido. -Entonces, ¿por qué la niña estaba en una casa abandonada?, ¿por qué la drogaron? ¿por qué en una llamada nos dijeron que la llevarían a Quito y la venderían a Chile o Venezuela? Las respuestas se pierden entre el bullicio, cada quien defiende lo suyo, nadie se escucha.

Ramón, el sospechoso de llevarse a Cristina, también está ahí. Sentado en una piedra grande expresa que ellos eran enamorados y le grita a la chica que diga la verdad. -Ella decidió irse conmigo. No la he amenazado, ni secuestrado. No le hice daño, ni la he tocado.

Cristina sigue en silencio, no sale del letargo. No se inmuta con el ruido y solo se mueve si alguien la impulsa.

La investigación recién empieza. Por ahora hay dos familias pidiendo justicia, cada una con su verdad. (I)

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