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Ecuador, 29 de Marzo de 2024
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El Telégrafo
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Montañita cedió su encanto para dar paso a la modernidad

Feriado nacional. Las calles de Montañita no lucen como antes. Las estrechas avenidas, que en épocas de antaño eran de tierra, no albergaban más que un puñado de discotecas y comercios, y que en estas épocas se repletaban de turistas, ahora rebosan de clubes, bares, restaurantes, hoteles y los comerciantes informales son incontables. Lo que ahora escasea son los visitantes.

Diego lleva más de veinte años viviendo aquí. Mientras recorre las calles, recuerda con nostalgia cómo se enamoró a primera vista de este pequeño poblado costero de la provincia de Santa Elena, que conoció en algún momento de la década de los 80, cuando siendo corredor de rally se cruzó con la comuna, otrora hogar de cientos de turistas de todo el mundo, que encontraban en sus playas, su gente y su esencia “hippie”, el lugar ideal para pasar la vida.

Durante la caminata, saluda con todo comunero que encuentra en el camino. “Aún quedamos unos pocos de los que llaman ‘fundadores del pueblo’, los que llegamos en una época en la que abundaban los mochileros, los hospedajes eran rústicos y alejados del centro, fueron épocas en las que el viaje desde Guayaquil podía tomar hasta cinco horas, primero había que tomar la CLP y luego en Santa Elena la Citup en la que viajabas entre gallinas, sacos y bultos. En esa época venían los que eran”, relata al tiempo que despotrica contra las grandes edificaciones que ahora “tienen jodido a Montañita”.

Mientras camina, Diego menciona algunos de los negocios insignes de aquellas épocas. Caña Grill aún existe, Hola Ola también -recuerda mientras señala en diferentes direcciones-. Se detiene un momento y dice: “aquí quedaba Electromundo, lo mejor en música electrónica en esa época. Las fiestas eran una locura, no terminaban nunca. Ahora Montañita ya no es el de antes, perdió su esencia, su misticismo, su espíritu. Lo único que no abandona el pueblo es la marihuana”, finaliza entre risas. (I)

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