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Ecuador atrae las miradas de docentes extranjeros (Galería)

Ecuador atrae las miradas de docentes extranjeros (Galería)
21 de septiembre de 2014 - 00:00 - Verónica Endara

Dar clases en otros países es un desafío que no todos están dispuestos a asumir. Desde hace algunos años, Ecuador se ha convertido en una atractiva opción para muchos profesores extranjeros.

Michael Kahmann, de Alemania; Jérôme Gauthier, de Francia, y Celia Zhong, de China, son algunos de esos docentes que dejaron su tierra natal para ejercer su profesión en Ecuador.

Michael vive aquí desde hace un año. Trabaja en el Colegio Alemán y da clases de su idioma natal. Su contrato es de 3 años, pero podría prolongarlo hasta 6; es una oferta que no ha descartado.

De los 150 educadores que trabajan en esta institución pedagógica, 50 provienen de Alemania. De ellos, 20 llegaron al país para impartir clases y los 30 restantes ya vivían en Ecuador hace algunos años.  

Michael lleva una década en la docencia. Trabajó un año en Londres y otro en Canadá. Se postuló para ser profesor en uno de los 143 colegios alemanes que existen en el mundo. Fue seleccionado para ejercer su profesión en Quito. Aceptó complacido la noticia porque siempre le llamó la atención Ecuador, un país poco conocido por él. Asegura que su pasaporte es oficial, su visa es para el tiempo que dura el contrato, es del tipo AT, admisión temporal.

Jérôme Gauthier llegó hace 2 años. Nació en Carcassonne, cerca de Toulouse, en Francia. Es profesor de matemáticas en el Colegio franco-ecuatoriano La Condamine. Esta institución tiene unos 1.350 alumnos. Casi 30 de sus 90 docentes son franceses. Jérôme Gauthier llegó a nuestro país por recomendación de unos amigos que conoció en República Dominicana. Le comentaron que uno de los países más agradables para vivir era Ecuador. Es docente desde 1997 y ha trabajado en Marruecos y Francia.

Para Jérôme ser profesor es enseñar y compartir sus conocimientos, sobre todo, de matemáticas, la materia que más le gusta. Señala que dar clases en países extranjeros tiene un valor agregado: “Te da la posibilidad de crear lazos fuertes entre ambas culturas. Los estudiantes se llevan algo especial de cada patria y eso favorece la amistad entre los países”.

Recuerda que desde niño quiso ser maestro. Ha tenido alumnos de todas las edades y nunca pensó salir de su tierra natal, pero descubrió que es enriquecedor compartir un aula con personas de otras culturas. Su contrato en el colegio La Condamine es por 5 años. Una vez transcurrido este tiempo, deberá decidir si permanece más tiempo en Ecuador o se regresa a Francia.

Para que un profesor francés pueda venir al Ecuador o a cualquier otro país, el Gobierno francés, al igual que la Agencia para la Educación Francesa en el Extranjero (AEFE), deben aprobar su carpeta. Estas entidades constatan si reúne los requisitos para dedicarse a la docencia en el extranjero. Jérôme fue elegido por su Gobierno, pero hay casos en los que las autoridades de los establecimientos educativos son las que solicitan a profesores específicos de Francia para que impartan clases en Ecuador.

Celia Jiang, ciudadana china tiene 24 años y su sueño siempre fue viajar por el mundo para conocer nuevas culturas. Estudia docencia y pronto espera graduarse para emprender una nueva aventura en otros países.

Celia Jiang vive en el Ecuador desde hace 6 meses, su contrato es para 10. Ella es de Guangzhou, una ciudad en China. Vino al país gracias a un programa del Gobierno de su país que asigna maestros a diferentes partes del mundo para que den clases de chino mandarín. Vino directamente a trabajar en la Academia Siyuan, una institución conformada por 10 maestros, todos provenientes del país asiático.

Al momento, estudia la carrera de Docencia en Inglés. Nunca antes había salido de su país, pero su sueño siempre fue viajar para conocer otras culturas y entablar nuevas amistades.

Decidió ser maestra porque le gusta enseñar y estar en contacto con los estudiantes; sentir la energía que emanan. Celia aún no ha aprendido a hablar español, pero se comunica en inglés. “Este es un buen trabajo, porque puedo ser muy creativa. Tienes diferentes alumnos y puedes entrar en contacto con sus culturas. Ellos aprenden de mí y yo de ellos”.

Su principal interés es que sus estudiantes conozcan la riqueza de la cultura China, sus costumbres y tradiciones. Está ávida de aprender “todo sobre el Ecuador” para compartirlo con su familia, amigos y compañeros, porque en su país hay muchas personas que desconocen de la existencia de Ecuador.

Desde que estos docentes viven en nuestro país, han podido conocer algunos destinos turísticos. Michael Kahmann y Celia quedaron encantados con el Quilotoa. Ambos aprecian los paisajes montañosos. Sobre la gastronomía ecuatoriana tienen opiniones diferentes. A Celia no le gusta la comida típica de Ecuador, pero Michael disfruta de esta, sobre todo, de los ceviches y la fritada.

Jérôme también admira los paisajes montañosos, pero, sobre todo, se siente atraído por la región amazónica: “Viví algunos años en unas islas donde no había nada. Pero aquí es una maravilla, hay mucha cultura, tantas cosas que ver, estoy encantado con este país me fascinan todas sus regiones, espero poder viajar por todas ellas”. Aunque Ecuador los ha recibido con los brazos abiertos, es inevitable que extrañen a sus familias. Sin embargo, el cariño de la gente les permitió adaptarse muy bien.

El alemán Michael Kahmann llegó hace un año a Ecuador. Considera que es un país con muchos encantos y admira, sobre todo, la predisposición de los alumnos para entablar amistad con los maestros extranjeros.

Los 3 profesores destacan la calidez de los ecuatorianos y la receptividad de los alumnos, quienes siempre parecen dispuestos a entablar una amistad con los maestros extranjeros. Jérôme se enorgullece de mantener una relación estrecha con sus estudiantes: “Es como si fuéramos una gran familia. Hay mucha amistad entre nosotros. Me mantengo siempre en contacto con los alumnos que se graduaron y viajaron a Francia. Eso me encanta porque en mi país la relación con los estudiantes es más distante. Los muchachos aquí están muy motivados”. Algo que llama mucho la atención de Michael es el significado que tiene para los ecuatorianos la familia: “Aquí le dan más importancia a la familia, al hogar, eso es positivo. Son más unidos”.

Hay algunos detalles de sus países de origen que les saca un suspiro. Michael añora los paseos por la noche y disfrutar de los paisajes que cada estación del año deja en su país: “En noviembre las temperaturas bajan mucho, incluso hay nieve. Tenemos un clima muy armonizado a mi parecer. En noviembre, diciembre, enero, febrero y marzo, el clima es muy frío. Pero en julio y en agosto es posible salir a pasear en las noches, hasta más o menos las 22:00, porque aún hay luz. Aquí anochece desde las 18:30, se convierte en un problema para ir a algún lado”. En cambio Jérôme extraña “el buen vino y los embutidos” de su país. A Celia le hace falta la comida, aunque admite que le gustan las frutas de Ecuador, sobre todo por sus bajos costos. Jérôme y Michael viven aquí con sus familias, Celia vive en una residencia con más maestros chinos.

Thierry Greco, director general del colegio La Condamine, y Jürgen Haist, rector del colegio Alemán, destacan su interés por traer a más profesores de sus países para que exista un intercambio cultural. “La experiencia es dura, sobre todo porque estoy en un país que habla español, el cual yo no lo hablo bien, y porque no conoces absolutamente nada. Pero me gusta tomar los retos”, dice Celia. Ella debe regresar a su país para graduarse. Jérôme y Michael esperan cumplir sus contratos antes de decidir extenderlos. Sin embargo, desde ya se llevan experiencias positivas y enriquecedoras.

TESTIMONIOS:

Thierry Greco

Lo que más me gusta de Ecuador es su gente”

Thierry Greco recuerda que la primera vez que llegó al Ecuador fue a los 20 años. Vino a trabajar como profesor de francés durante 2 años. Era eso o el servicio militar por un año. “Uno puede tener 30 años en su país y manejar todo, pero en el país de al lado un niño de 3 años está mejor preparado, y yo me encontré en esa situación”. Pero descubrió un país del cual le llegaron a encantar aquellas cosas que a otros les disgustaban como la gente en la calle, la música y el ruido en las avenidas: “Me encantaba despertarme a las 05:00 con la salsa y con el olor a comida. Regresé a Francia con el ‘ma o menos’ y después aprendí el ‘de ley”. Es de Lourmarin, cerca de Marsella, Francia. Siempre quiso ser maestro y empezó desde los 18 años.

Lleva ya en esta profesión más de 30. Ha dado clases a estudiantes de todas las edades y de todas las condiciones, pues de una escuela pasó a las cárceles para educar a jóvenes delincuentes, y después a centros especiales para enfermedades mentales. Salir de Francia para él no es solo dar clases, sino compartir entre culturas. Está en el país desde hace 2 años, es Director General del Colegio La Condamine.

Su contrato es de 5 años sin posibilidad de extenderlo. Él pertenece al Cuerpo de los Directivos de Francia, entidad que hace rotar a los directores por los colegios que forman parte de la Red AEFE. Antes ya estuvo en España y Perú. Lo que más le gusta de Ecuador son sus paisajes, la comida y la gente. Lo único que extraña de su país es su familia, porque aquí encuentra todo lo que necesita. Para él ser docente es ser educador, es participar de la educación global de los alumnos, es acompañarlos hacia la excelencia.

Thierry Greco, diretor general de La Condamine

 

Jürgen Haist

“Aquí los estudiantes tienen otro significado de familia y eso es positivo”

Jürgen Haist llegó al Ecuador hace un año. Vino a ser Rector del colegio Alemán. En su país trabajaba en el Ministerio de Educación de su región. Aunque le iba muy bien, buscaba un cambio de ambiente.

El país europeo tiene 143 colegios en el extranjero. El colegio Alemán es uno de ellos, es una institución oficial de ese país. Haist explica que cada región de Alemania tiene un experto responsable del bachillerato de estas instituciones educativas en el exterior. Él fue el responsable de Quito y de toda América del Sur. Desde ese momento le encantó Quito, le parecieron interesantes su gente y sus paisajes. Su contrato es de 6 años, pero lo puede prolongar a 8. Dice que posiblemente le suceda lo que a otros alemanes que llegaron a Ecuador, se enamoraron de este país y ya no quisieron irse nunca más.

Ha sido docente desde 1980 y rector de instituciones educativas durante 16 años. La amabilidad de los ecuatorianos y los paisajes de nuestro país es lo que más le gusta. Su familia, al igual que él, se adaptó fácilmente. Su español mejoró con el pasar de los meses y la práctica constante: “Aun así sigue siendo flojo”. Llama mucho su atención la disciplina de los estudiantes y las relaciones muy fuertes de amistad que forman los alumnos con sus maestros: “Son muy cercanos, incluso con el cuerpo, saludan con beso. Pero eso es positivo. Los alemanes somos más distanciados”. Ha observado que los muchachos aquí son más protegidos y más apegados a la familia. “Me gusta formar parte de una institución donde se puedan relacionar diferentes culturas”.

Jürgen Haist, rector del colegio Alemán

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