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El Telégrafo
Duglas Rangel Donoso

Viendo el nuevo año venir

25 de diciembre de 2018 - 00:00

Difíciles fechas. Navidad y Año Nuevo. La cena de Navidad y luego la quema del viejo. Ambas celebraciones familiares. Perdonarnos. Abrir el camino para nuevas cosas. Dicen que es el nacimiento de Jesús, pero también es la celebración del tiempo. Nadie escapa del tiempo. Es la recordación del principio y la certeza del final. Es la serpiente mordiendo a Eva mientras Adán echado en el pasto del paraíso ve multiplicarse la humanidad.

Deseo paz: para mí, la familia. Paz para todos. Paz en mi cabeza. Paz en mis sentimientos. Paz en mi cuerpo. Paz, el bien más preciado. Paz para dejar de pensar tanto sobre lo que está en el pasado y lo que aún no viene del futuro. La vida trascurre en el presente. Mientras escribo, Phillip Glass me invita a escuchar los maravillosos dones de la metamorfosis existente en cambiarse a sí mismo. ¿Hay que seguir viviendo pese a todo el dolor de la vida? El buda ha soltado todas las cuerdas que mantenían amarradas las columnas del templo y el sagrado mausoleo se ha venido abajo y también se ha venido a menos. ¿Habrá pasado de moda Jesús con su Navidad comercial?

Viendo el año viejo y el año viejo viéndome. Una amiga querida que murió de cáncer me dice: ¿Quién mira a quién? Los leños apiñados para que arda el fuego. El agua corre en las orillas del río trayendo piedras de colores y peces saltarines: también murciélagos de grandes ojos verdes que vuelan hasta la montaña infinita donde están todas las respuestas ocultas bajo los árboles de algodón. “Verde que te quiero verde, verde viento, verde ramas, el barco sobre la mar y el caballo en la montaña”, canta García Lorca.

Es el último día de la creación. El pájaro volando. La hiena en el heno. La manada de elefantes celebra bañándose en los ríos de leche que ofrece Mahoma. El reino de los cielos está servido en las mesas del centro y todo el mundo bebiendo bocaditos apetitosos hechos de las serpientes de los últimos días. Caín en la conciencia de Abel y Adán seduciendo a la manzana mientras Eva duerme su sueño dos mil años más. Aparece el nuevo año y es una nueva creación. Es el 2019, viene con toda la esperanza y viene cantando y silbando canciones de amor y prosperidad. Feliz año nuevo 2019. Llega Dios y todos nos dormimos de nuevo. (O)

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