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El Telégrafo
Uta Thofern

Victoria de etapa para la oposición

07 de marzo de 2019 - 00:00

Juan Guaidó no volvió a Venezuela como se fue: a través de algún lugar de la frontera con Colombia. Esta vez Guaidó aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Caracas, pasó los controles fronterizos y fue recibido por sus seguidores. Casi como un presidente de verdad. Pero la presencia de algunos embajadores, entre ellos, el de Alemania, señalizó que su gobierno interino no está, en absoluto, exento de riesgo. Guaidó necesita la atención internacional. Ese es su seguro de vida.

El jefe de Gobierno de Venezuela, Nicolás Maduro, había anunciado que si Guaidó volvía al país sería detenido por abandonar ilegalmente el territorio nacional y por llamamiento a la rebelión. Entretanto inició una investigación de sus bienes. Maduro siempre encuentra una posibilidad de encarcelar a políticos opositores exitosos o de excluirlos de otra forma de participar en las elecciones. La Justicia y un sector del Ejército siguen apoyándolo.

El hecho de que Guaidó haya viajado alegremente a Caracas y anunciado nuevas protestas delante de los miles de seguidores que lo celebraban es, en principio, solo una señal de que Maduro espera antes de reaccionar. Los países que respaldan al presidente interino, sobre todo EE.UU., y también la Unión Europea, aclararon que una posible detención de Guaidó tendría consecuencias.

Sigue sin descartarse una intervención militar por parte de EE.UU., aunque esta parece improbable, ya que no uniría al país, sino que dañaría a la oposición a largo plazo y es, además, rechazada por los países vecinos que apoyan a Guaidó.

Continuar con el recrudecimiento de las sanciones sin que eso afecte más a la población civil es también algo difícil de lograr. Pero hay otros actores de peso: China y Rusia mantienen con vida el régimen de Maduro. Que el presidente venezolano no le haya hecho problemas, hasta ahora a su rival, Guaidó, indica que a ninguno de esos dos países le interesa que se produzca una confrontación internacional.

Finalmente, solo los venezolanos pueden decidir sobre su futuro. Pero ni la salida a la crisis permanente que golpea a Venezuela ni la tarea que aguarda a ese país para retomar el camino hacia el bienestar del que supo gozar alguna vez, serán posibles sin ayuda internacional. (O)

* Tomado de DW

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