El pueblo de Venezuela no da su brazo a torcer. Esta historia comenzó hace 25 años, exactamente en 1992, cuando un grupo de militares, encabezado por el coronel Hugo Chávez, intentó un fracasado golpe de Estado; pero luego fue elegido presidente en 1998 con 60% de los votos. No perdió ninguna elección hasta su muerte en 2013, teniendo apenas 58 años.
Estos 15 años le permitieron transformar el pueblo de Venezuela, porque no solamente les ayudó materialmente a salir de la miseria donde mayoritariamente se encontraba, sino que les enseñó a organizarse para formarse política y humanamente y a participar en la vida y las decisiones del país. Un gran momento fue la redacción de la Constitución socialista.
Todo esto no se lo perdonó el imperio norteamericano porque, después de Cuba, otro país se salía de su control. Y comenzaron los múltiples asedios que, 6 años después de su muerte, no solo no terminan sino que arrecian. ¿Quién ahora lleva adelante los destinos de Venezuela? Un antiguo chofer de bus, Nicolás Maduro Moros. Pues, para el imperio neoliberal “un pobre obrero no puede ser un buen presidente”. Además, eso es “un mal ejemplo” para los demás países latinoamericanos.
Pero el pueblo de Venezuela lo eligió y lo va reeligiendo, a pesar de una oposición dividida que no logra los votos suficientes ni con la ayuda de la financiación que recibe del Gobierno de Estados Unidos. Venezuela triunfa de todos los asedios que le provoca Estados Unidos: militar, económico, financiero, mediático…
En cuanto a la migración, recordemos que en 2001, después del feriado bancario, tuvo que migrar -a Venezuela, entre otros países- una cuarta parte de nuestra población, lo que en Venezuela representaría 8 millones de habitantes.
Felizmente, Venezuela y Cuba representan otra clase de gobiernos cuya prioridad es el pueblo de los pobres, lo que actualmente no es el caso de Ecuador. ¡Adelante, Venezuela!, por ser portadora valiente de una buena nueva para América Latina. (O)
