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El Telégrafo
Antonio Quezada Pavón

“Vale más un gramo de lealtad…”

15 de marzo de 2018 - 00:00

“Que un kilo de conocimientos” es la frase completa, la cual es una aberración de lo que dijo Mahatma Gandhi: “Una onza de práctica vale más que toneladas de sermones”. La primera vez que la oí, me impresionó por la sutil forma de manipular el comportamiento humano, tratando de ensalzar algo tan valioso como la lealtad y compararlo con los conocimientos.

Para empezar, la lealtad es un sentimiento de respeto y fidelidad a los propios principios morales, a los compromisos establecidos o hacia alguien. Se conoce como lealtad al carácter de una persona, cosa o animal leal. Pero la mercadotecnia y el consumismo nos han llevado a hablar de la lealtad del consumidor a una marca, bien o servicio, que distorsiona el origen latino de esa palabra: “legalis” que significa, respeto a la ley.

Es un adjetivo usado para identificar a un individuo fiel sobre la base de sus acciones o comportamiento. En consecuencia, una persona es leal cuando es dedicada y cumplidora, incluso cuando las circunstancias son adversas, o cuando tiene que defender lo que cree, por ejemplo, un proyecto o una causa.  

Y aquí entramos en el terreno del conocimiento, que son los hechos y datos, la información, las habilidades adquiridas por una persona a través de la experiencia o educación, que nos da finalmente la comprensión teórica o empírica de una materia. Y es este conocimiento que diferencia la lealtad humana de aquella que profesa un animal. Para las personas, la lealtad es sinónimo de nobleza, rectitud, honradez, honestidad, entre otros valores morales y éticos que permiten desarrollar fuertes relaciones sociales y de amistad, donde se crean vínculos de confianza muy sólidos y automáticamente se genera respeto entre los individuos.

En un mundo ideal, necesitaríamos toneladas de lealtad y de conocimientos, pues lo uno no funciona sin lo otro. Y ya tenemos una década de muy mala experiencia al respecto. Y claro, lo opuesto a la lealtad es la traición, que básicamente se nutre por la ignorancia, que es proclive al engaño y que expone su propia honorabilidad. Lamentablemente tenemos que concluir que no es fácil encontrar personas leales y con conocimientos. (O)

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