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El Telégrafo
Juan Montaño Escobar

Uprising

18 de mayo de 2016 - 00:00

Consiguió gratificar la rebeldía de muchos con el título de ese disco. Él con sus alegorías sencillas enfilaban al corazón del capitalismo. A partir del siglo XX la negritud de Jamaica no se metió a la jungla (empalenkarse) fue al revés, el palenke se instaló en sus barrios de Kingston. Él llamó a ese desencadenamiento concrete jungle, porque desde ahí se perdía la visión de “la alta luna amarilla” y se veían rostros hermanos.

Él es Robert Nesta Marley un día cuando liberó su mente de la esclavitud hizo de su música, mientras le alcanzaron los años vividos con premuras de vértigo, filosofía de resistencia “contra el sistema que enseña a vivir y morir”. A ese sistema, la Nación Rastafari lo nombra ‘Babilonia’. Sus discursos pacifistas no tenían pesos muertos de ingenuidad y cantaba: uprising. Levántate. Brazos levantados que terminaban en puños cerrados, elocuencia gráfica: todo el poder para el pueblo. La narrativa política está en las dreadlocks erizadas o en el recuerdo de historias triunfales, mezcla de religiosidad y alzamientos románticos.

Bob Marley fue heredero de ese idioma recreado por vivencias emancipatorias para percibir, nombrar y disfrutar las cosas con la poesía necia del grupo oprimido y así satisfacer breves episodios de libertad. Nacer como maroon (cimarrón) y vivir hasta el fin como rastaman, mientras se le quitan las envolturas de metáforas a las mitologías.

Cuando él acomodó su mensaje al reggae, caminaba bajo la influencia de Marcus Garvey y había orientado un interés incondicional hacia próceres africanos, como Kwame Nkrumah, Patricio Lumumba y sobre todo por Haile Selassie (el Ras Tafari I). Ya para entonces se notaba su presencia wailer (o sea adolorida) y después con su muerte fue (o es) tan espesa que su ausencia se presiente en tuntuneos de esperanza allá donde un grupo oprimido decida responder a los opresores. Son repiques de la parentela de percusión Nyahbinghi.

La raíz del reggae es refinamiento de otras músicas nacidas de la diáspora sufrida y triunfante (mento, ska, rhythm and blues) y se reforma mientras los procesos redentores individuales y colectivos encuentran salida hacia la afirmación identitaria africana, el desafío del conflicto de clases y la independencia del país, Jamaica. Aquello que empezó con el fighting on arrival y con el fighting for survival exigía en el latido fuerte y grave de los tambores aquello de “Emancípate de tu esclavitud mental (porque) nadie excepto nosotros mismos podemos liberar nuestras mentes”. La canción es himno de redención para no distraer las miradas en contemplar rostros tristes, porque la historia es escrita por extraños para ellos.

Ahora es un ánima cantora, en cualquier ciudad o pampa, ahí donde fallan los manifiestos políticos, una canción de Marley devuelve la nota activa a la gente. Él no está para descansar porque los que, a porfía de sus riquezas, quieren que este mundo sea cada día peor no se toman reposo. Ese todavía es su destino. (O)

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