Una reforma laboral realista o el empleo informal y la supervivencia.

El trabajo permite la realización personal y el progreso material simultáneamente, por lo que constituye el vínculo entre el desarrollo social y el progreso económico. Contar con información útil, oportuna y de calidad en torno a esta temática es imprescindible para el adecuado entendimiento y discernimiento de los problemas y desafíos que la sociedad y hacedores de política pública enfrentan.

Hay un punto en el que todos estamos de acuerdo, el Código de Trabajo se expidió y promulgó en 1938, y a pesar de tener varias codificaciones y reformas, es un código que requiere de actualización para que se adapte a las necesidades actuales de contratación, las mismas que han evolucionado a través del tiempo, el no evolucionar nos hace débiles en un mundo globalizado y eso sin duda tendrá un costo social alto.

Generar alternativas legales que permitan aumentar la contratación laboral de naturaleza formal en el Ecuador, es el primer paso, y debe entenderse claramente que sin medidas económicas , tributarias y una NECESARIA REFORMA AL SISTEMA DE SEGURIDAD SOCIAL, no servirá de nada.

Lo principal es tener como enfoque a la EX economía invisible esto es: desempleados, trabajadores informales, autónomos, formales no agremiados, jóvenes, migrantes, mujeres, emprendedores, empleadores no tradicionales, artesanos, miembros de la academia y de la economía popular y solidaria, microempresarios.

En relación a la expedición de un Código Laboral paralelo (la realidad), en este momento lo único que cabe es introducir nuevas formas de contratación en una nueva ley orgánica que fomente la atracción de inversión para así evitar el riesgo de perder la oportunidad de mejorar el marco jurídico aplicable a las relaciones laborales por una confrontación polarizada y nada pragmática sobre la regresión de derechos, algo es seguro: el ultragarantismo, ha dado un resultado magnífico en el crecimiento a pasos gigantes de la informalidad.

La informalidad ha sido uno de los retos más importantes y persistentes en las economías mundiales durante décadas. Afecta negativamente el bienestar de los trabajadores e impide un crecimiento incluyente.  Afecta en mayor medida a personas en condición de vulnerabilidad económica  quienes vienen de círculos de informalidad, tristemente acostumbrados a tener empleos de baja calidad relacionados con escasa protección social y alta volatilidad en sus ingresos.

Hay que aceptar que el empleo informal ha sido decisivo para la supervivencia de los trabajadores excluidos del sector formal, ya que suele ser la única alternativa de escapar de la pobreza. Además, la informalidad afecta en especial a la población joven (62%) y mayor (78%). Es de vital importancia implementar nuevas políticas públicas de trabajo que permitan la generación de empleo digno que otorguen oportunidades laborales a las personas en desempleo o subempleo pues las existentes NO LO HACEN, el crear incentivos laborales que permitan a los empleadores estimular el desempeño de su actividad laboral y aumentar su producción, permitiendo contribuir a la sociedad con la generación de empleo y mejorando su rendimiento.

Esto no va a suceder mientras no se supere la pugna absurda trabajador contra empleador, seguimos creyendo que el empleador es la mega empresa que factura por millones y a la que debemos odiar por ello, cuando basta con salir a caminar para palpar nuestra realidad, somos un país de negocios medianos y pequeños en donde todos estamos tratando de sobrevivir, y en el que generar empleo es hoy un riesgo, y sin políticas públicas que cambien la palabra riesgo por la palabra seguridad, no habrá más  titulares que el crecimiento del desempleo. Las reformas deben tener en común la estabilidad laboral durante el tiempo de la actividad a realizar, seguridad social, adaptabilidad a la necesidad del negocio y remuneraciones justas.