Las tres fases de la cumbre del G7 y la declaración de Carbis Bay

La atención del mundo se aglomeró en el Reino Unido, especialmente en la Bahía de Carbis, en donde los líderes de las economías más grandes de occidente se reunieron en la cumbre del G7. En este espacio de coordinación se generan acuerdos para establecer el rumbo de la economía política global. Culminando con la adhesión de los participantes a una declaración conjunta en donde se comprometen a llevar a cabo las acciones necesarias para alcanzar lo pactado.

Este año la cumbre generó altas expectativas ya que se celebró en el contexto de una pandemia que afecta a toda la humanidad, la cual no solamente puso en evidencia las desigualdades estructurales en la sociedad internacional, sino que también demostró la falta de capacidad de los multilaterales para garantizar los derechos básicos pactados en acuerdos mundiales previos. Esto sumado a una preocupación generalizada por el medio ambiente y el retorno de una política exterior demócrata por parte del nuevo gobierno de Estados Unidos definieron los ejes centrales de la agenda inaugural de la cumbre.

El tema de la desigualdad fue tratado por los ministros de finanza desde una posición que preponderó lo tributario. Por su parte en las reuniones de los jefes de Estado, la agenda comenzó centrándose en el medio ambiente. No obstante, fue mutando, se concentró hacia la pandemia, en donde se optó por la donación de vacunas por sobre la liberación de patentes. Finalmente, se discutió sobre el restablecimiento de Estados Unidos como hegemonía benevolente para combatir la influencia china en el occidente.

La cumbre culminó con la declaración de Carbis Bay, la cual tiene como objetivo un plan para prevenir futuras pandemias, aportar a la iniciativa COVAX de la ONU con la donación de mil millones de vacunas, generar un fondo para finanzas verdes y contrarrestar la influencia internacional de China por medio de un plan de mejoramiento en la infraestructura en los países de ingresos medios.

Esta declaración ha sido criticada por varios grupos de la sociedad civil por haber preferido políticas de corcho por sobre verdaderos cambios estructurales. A su vez, China y Rusia han declarado a estas acciones como ofensivas. Las cartas están jugadas en el escenario global, los cambios estructurales no vendrán y se avecina una intensificación en los conflictos comerciales entre China y Estados Unidos. Estos difícilmente podrían llegar a un conflicto armamentístico directo por el alto grado de interdependencia que mantienen.