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El Telégrafo
Carlos Silva Koppel

Tres absurdos desde el covid-19

25 de mayo de 2020 - 00:00

1. “Distanciamiento social”: construcción que no a todos les hace eco. Es así como se ha decidido llamar a la condición que debemos tomar para evitar nuevos contagios, hoy, que estamos intentando sin sordina retornar a una cotidianidad. Sin embargo, el distanciamiento social siempre ha existido, en tanto que primero: tenemos puertas con rejas en nuestras casas; ¿queremos al otro desde esa suerte de solidaridad que se profesa en redes sociales? Podría ser, pero de lejos.

Algunos son extremadamente sensibles con el sufrimiento ajeno y por eso consideran mejor no verles (una fórmula pudiente). También hablo del distanciamiento que perpetuamente se ha evidenciado con las desigualdades sociales, lo que deriva en las brechas. En realidad, lo correcto sería decir “distanciamiento físico”.

2. Semaforización: la misma estrategia que se usó con los alimentos. El semáforo, tres simples colores que indicarían cada uno algo específico. Rojo, el de “alto”: alto en azúcar, grasa, etc. Amarillo, “medio” y verde, “bajo”. Deseo que podamos entender que el didactismo y la sencillez de esta iniciativa, en lo alimentario, es para que logremos comprenderlo como la sociedad pre-kinder que somos. Con esa misma practicidad y de fácil entendimiento se hizo una semaforización en relación a la actividad en pandemia.

Sin embargo, creo, la idea de un semáforo por más acorde que pueda resultar para nosotros, no es tan útil aquí donde no se respetan las señales de tránsito y donde la luz amarilla generalmente significa “¡acelera antes que cambie a rojo!”.

3. “Si no te gusta, métete a tu casa”: el amarillo ha hecho arrebatarnos tremendamente en las calles. Sin embargo, se entiende que desde una postura aparentemente empática con el otro se opta por defender que todos los necesitados salgamos a producir para poder subsistir.

Estoy de acuerdo, pero debe haber un orden. El “si no te gusta, entonces no salgas”, es falaz, más cuando se tienen “luchas populares” a cuestas. Porque si no “te gusta donde vives, vete a Venezuela”, entonces.

Propuestas de este tipo son igual de absurdas. (O)

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