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El Telégrafo
José Velásquez

Tercera Guerra Mundial

23 de marzo de 2020 - 00:00

No fueron los radicalismos religiosos ni el ajedrez de las superpotencias. Tampoco fue atómico ni supersónico ni balístico. Fue súbito y quedamos todos atrapados en un fuego cruzado que al principio sentimos ajeno.

Es la primera vez en la historia moderna que la humanidad enfrenta un ataque global y simultáneo. La Primera Guerra Mundial duró 4 años e involucró directa e indirectamente a una treintena de países; la Segunda Guerra Mundial enfrentó a unos 100 millones de soldados en un conflicto que duró 6 años. Europa fue siempre campo principal de batalla.

Ahora es distinto. El virus se tomó el planeta por asalto y los países se defienden como pueden, intentando identificar las debilidades del enemigo.

A la batalla van mujeres y hombres que visten otro tipo de uniforme y que se enfrentan valientes a la emboscada, aun sabiendo que tienen pocas armas. Las bajas se cuentan por miles; los enfermos por cientos de miles. El resto de afortunados vivimos prisioneros por nuestro propio bien.

Como en toda guerra la gente acomoda sus rutinas entre el miedo y la incredulidad, tratando de calcular el día de la liberación. Que sepan que lo viene después es la dura restauración de la economía y que romper la inercia será otra lucha. Esta generación despierta a una pesadilla con la que no contaba y que tendremos que asumir siguiendo a los líderes, pero también ejerciendo liderazgo constructivo.

Si la globalización se alineó con el virus para su dispersión, que ahora nos sirva para crear aliados. Al fin y al cabo, las dos guerras mundiales anteriores se ganaron sumando esfuerzos y banderas.

Winston Churchill se convirtió en primer ministro británico en mayo de 1940. En su primer discurso ante la Cámara de los Comunes hizo pública su promesa de que el pueblo británico jamás se rendiría. Cuatro meses después los nazis emprendieron un cruel bombardeo a Londres que duró 57 días, pero la capital no cayó. En ese discurso inaugural Churchill incluyó esta consigna: “Victoria, victoria a toda costa. Victoria a pesar de todo el terror. Victoria por largo y duro que pueda ser el camino, porque sin victoria no hay supervivencia”.  Si resistimos juntos hoy, venceremos todos mañana. (O)

 

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