La burbuja es un fenómeno natural explicado por las leyes de la física. Tiene un sentido antropológico, sociológico y semiótico. Y también espiritual. Expliquémonos.
Los científicos plantean que el universo es un modelo estructural porque está ubicado en una burbuja cósmica. Los misterios de la naturaleza se explicarían, según Alberto Einstein, en un concepto cíclico que hace posible que la materia se expanda y contraiga, en función de la energía subyacente. El espacio y el tiempo –inseparablemente unidos- formarían parte de esta gigantesca burbuja. La clave es la interconexión.
En el plano antropológico, el ser humano –como parte de la naturaleza- depende de otros factores: biológicos, sociales y comportamentales donde los intercambios se expresan en cercanías y diferencias, en proximidades y distancias, que han hecho posible la convivencia entre iguales, muchas veces signada por la violencia. La teoría de la burbuja toma vigencia, a través de las interrelaciones e interacciones entre las personas, comunidades y culturas.
Existe, entonces, un espacio personal y su correlato: la distancia interpersonal necesaria que consolida la metáfora de la “burbuja”, que hace posible los intercambios entre los seres humanos. Sommer (1969) definió a la “burbuja” como el espacio personal o un área con “límites invisibles” que rodea a cada persona, que denominó proxemia. Umberto Eco, en el “Tratado de la Semiótica”, elevó la proxemia a la categoría de disciplina encargada de referenciar a la “zona” que rodea a cada persona, en la cual nadie puede ingresar sin autorización, so pena de verse amenazada.
Especialistas explican la burbuja de diferente forma y la comparan con una concha o caracol, que nos protege, de manera inconsciente, como un mecanismo ambiental implicado en las relaciones sociales y sus regulaciones. También se habla de un “halo” espiritual o psicológico que rodea a cada persona. Por ello, la burbuja acaba siendo un elemento esencial de la interacción, y una real amenaza sería el distanciamiento.
Las regulaciones de distanciamiento social, por motivos sanitarios, establecidas por las autoridades, alterarían la burbuja personal. Las medidas son comprensibles, pero no siempre entendidas y peor aplicadas. La gente quiere libertad, restaurar los espacios personales y sociales. En suma: recuperar la burbuja, cuya paradoja es el encuentro. (O)
