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El Telégrafo
Emir Sader

Te estamos mirando Argentina

22 de noviembre de 2015 - 00:00

Argentina tiene un rol determinante en los procesos de integración regional y de afirmación de la presencia soberana de América Latina en el mundo. El triunfo de Néstor Kirchner permitió, junto con Lula, establecer la más sólida alianza con Brasil, como eje de recomposición y expansión del Mercosur. Nunca los dos países tuvieron relaciones tan estrechas y de tanta confianza como las relaciones consolidadas desde entonces, entre Lula y Néstor, Cristina y Dilma.

Junto con Hugo Chávez, los dos mandatarios impulsaron Unasur, aliados sobre todo a Tabaré Vázquez, a Evo Morales y a Rafael Correa.

La fisonomía del continente ha cambiado desde entonces. Nunca como en este período, Estados Unidos ha estado tan aislado en la región, como desde que esos procesos de integración se han consolidado y expandido, incluyendo a Celac.

Pero no fue solo la integración. Esa orientación tuvo reflejos importantes en el dinamismo de las economías de todos los países de la región, cada vez más dependientes los unos de los otros. Los intercambios prioritarios con el norte del mundo han sido sustituidos por la intensificación del comercio regional. Los modelos de desarrollo económico con distribución de renta se han alimentado mutuamente, permitiendo que América Latina desarrolle procesos contra la desigualdad, la exclusión social, la miseria y la pobreza, como nunca antes en su historia. En Brasil, cuando creían que podían derrotar a los gobiernos del PT, tanto Marina Silva como Aecio Neves, han hablado de integración a la Alianza para el Pacífico, de Tratados de Acuerdos directos con Estados Unidos, recordando mucho los planteamientos de Mauricio Macri, hoy en Argentina.

Este último dice que, en caso de que ganara, mantendría a Argentina en el Mercosur, mantendría la alianza estratégica con Brasil, pero con Tratado Bilateral con EE.UU., lo cual es incompatible con el Mercosur y con la alianza estratégica con Brasil. Aunque reafirme los dos a la vez, parece haber el deseo de restablecer las “relaciones carnales” con EE.UU., de los tiempos de Carlos Menem.               

Es que los economistas liberales en que la derecha latinoamericana se apoya tienen como opción fundamental la implementación de esas políticas en escala regional y global. Están siempre articuladas políticas de libre comercio adentro y afuera del país. Optar por políticas de ajuste representa, a la vez, promover Tratados de Libre Comercio, prioritariamente con EE.UU. Lo que los argentinos decidan el próximo domingo no es solo el destino de su sociedad, sino también de América Latina y el mundo: si se volverá a las relaciones privilegiadas con EE.UU. o si se seguirá privilegiando los procesos de integración regional, con el dinamismo y la diversificación de la economía argentina, así como con las posiciones de soberanía en el plano internacional.

Por eso miramos a Argentina y a su pueblo, desde afuera, pero más cerca de lo que nunca hemos estado. (O)

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