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El Telégrafo
María Paz Jervis. Decana Universidad Uisek

Sociedad en clave de justicia

14 de septiembre de 2020 - 00:00

Esta semana el Ecuador y la comunidad internacional ha recibido la noticia del fin del caso sobornos. Entre los 20 sentenciados, consta como el más notable el ex Presidente Rafael Correa, todos deberán cumplir 8 años de prisión y quedan suspendidos sus derechos de participación política.

Correa lideró una estructura de corrupción, es decir fue el cabecilla de una estructura criminal durante el ejercicio de la más alta dignidad del país. Se basaron en la construcción de obras públicas lo que le generó más de 7 millones de dólares.

El juicio duró un poco más de un año, un proceso complejo que enfrentó a un poder criminal, económico y político. Además, hay sectores de la opinión pública que cuestionan aspectos del desarrollo procesal, derechos que pudieron haber sido vulnerados. Desde luego, este último elemento es fundamental, más allá de esta sentencia el Ecuador lucha contra corriente para reconstruir un Estado de Derecho sobre la falacia de una Constitución que eliminó la organización y estructura del Estado y peor aún sobre la larga tradición de trampa y de falta de independencia judicial.

Sin embargo, en el país después de esta sentencia, existe una sensación de júbilo en medio de la indignación de saber cuántos recursos públicos se robaron, existe también un espíritu de fe en la justicia, de esperanza en medio del bochorno de haber sido gobernados por un cártel de la política. Entonces, ¿qué significa la justicia? Esta pregunta ha llevado siglos de discusión y quienes estudiamos derecho, recurrimos siempre al pensamiento de Hans Kelsen, que explica la justicia como aquella conducta que concuerda con el orden social ¿Cuál es el orden social que impera en el Ecuador? Creo que, durante mucho tiempo, ha imperado el caos, la irresponsabilidad y el dinero fácil como símbolo de éxito. Nos rige la inobservancia a la ley, a la historia y a la estructura.

La justicia no se instaura con una sola sentencia, ni con una nueva Constitución. Tras la histórica sentencia el dinero no se ha recuperado y difícilmente se lo hará. La mayoría de los sentenciados han huido y no cumplirán parte de la sentencia. Pero el trabajo de la Fiscal Diana Salazar y todo su equipo, así como los 20 jueces que participaron a lo largo del proceso, devolvieron dignidad a los ecuatorianos y ecuatorianas.

Ahora podemos empezar a pensar en construir Ecuador en clave de justicia. (O) 

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