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El Telégrafo
Antonio Quezada Pavón

Salirse a tiempo

19 de marzo de 2015 - 00:00

Escuchaba la interesante entrevista hecha en el programa  ‘Diálogo en la Tarde’, de i-99 radio, del cual soy panelista, a Jacinto Velázquez, un político íntegro, un buen hombre y amigo, el pasado viernes, y me sorprendió su clara aseveración (que casi sonaba a consejo) que lo más conveniente para un gobernante era salirse a tiempo, especialmente en momentos de crisis, “hacerse extrañar”, como decimos en forma coloquial, y eventualmente regresar. Puede sonar lógico para oídos bastante maduros como los míos, pero luce muy  poco práctico, pues la realidad es que a cualquier mandatario que está en gestión, la oposición lo quiere sacar del poder.

Me puse a investigar y salió en primer lugar el ejemplo del Dr. José María Velasco Ibarra, cinco veces presidente del Ecuador por elección popular entre 1934 y 1972, casi cuarenta años. En dos de ellas se autoproclamó dictador y en una sola ocasión completó su mandato. Unas veces depuesto, otras por su propia decisión, supo hábilmente alternar sus mandatos  y cada vez que regresaba al poder, era recibido por el pueblo como un mesías. Hombre sobrio, daba sus discursos con lenguaje académico, pues lo era, que el pueblo no entendía pero adoraba y se mezclaba con la muchedumbre en el barro y la pobreza, vestido con traje, chaleco y sombrero. Su retórica era muy simple y de corte populista, con grandes cualidades de líder carismático, peculiaridades de su carácter y un personalismo independiente de los partidos. Su ambigua posición ideológica hace difícil definirlo doctrinariamente. Tal vez se trataba de “un liberal católico, con afán de reformas y pasión constructora, muchas veces improvisada”, según palabras de Alfredo Pareja Diezcanseco.

Y tratando de ser “internacionalista”, me encontré con el nombre de Antonio López de Santa Anna y Pérez Lebrón, mexicano, que entre 1833 y 1855 ocupa, con varias licencias que interrumpen su mandato, once veces la presidencia de la República de México, aunque en realidad gobernó solamente cinco años, ocho meses y veinte y un días en un lapso de 22 años. Pertenece a una generación de militares exrealistas, que mediante el poder adquirido en el régimen colonial lo seguían manteniendo, a pesar de la independencia. Era un conservador que pensaba que el progreso solamente se podía conseguir mediante un sistema monárquico y una sociedad corporativa, fundamentados en la Iglesia y el Ejército; mientras que los liberales, en la oposición, propugnaban por una república representativa, federal y popular. Santa Anna, igual que otros líderes, como Simón Bolívar, Rocafuerte, Eloy Alfaro, Washington, Jefferson, eran masones y habían jurado luchar contra todo tipo de tiranía, no obstante, sus decisiones de permanencia en el poder estuvieron alejadas de sus creencias. Por otra parte, coincidentemente, los dos mandatarios que he tomado de ejemplo terminaron sus días casi en la pobreza a pesar del tremendo poder que ostentaron.

Sin hacer juicios de valor, parecería que la peor decisión de un mandatario es buscar la reelección en el peor momento.

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