Ecuador, 18 de Abril de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Juan Montaño Escobar

Revolución y ciudadanía (II)

20 de enero de 2016 - 00:00

En apariencia, nada impide que la negritud ecuatoriana sea titular de lo prescrito en la Constitución de la República del Ecuador, o sea disfrutar y ejercer la ciudadanía a lo largo y ancho de su significado. “Gozará de todos los derechos establecidos en la Constitución”, se indica en el inicio del Artículo 6. El racismo estructural e institucional establece el goteo político (velocidad y grosor de la gota), de ese “goce total de derecho”. El significado de cada palabra o frase completa del texto constitucional no cabe discusión y sí aplicación con su normativa.

Aquello de ‘intercultural’ y ‘plurinacional’ tiene su andadura en contravía de esa idea aperreadora de nación ‘monolítica’ y debió establecer fecha de caducidad al ‘inquilinato racial’. Son verdades evidentes o al menos deberían serlo para quienes fueron elegidos o nombrados para administrar el funcionamiento del Estado.

Refinando para esta jam-session algunos aprendizajes del Abuelo Zenón, escribiría que la biopolítica es, en el concepto de Casa Adentro, la longevidad cultural aún saludable de nuestras comunidades afroecuatorianas. Es así que, en 1987, el Proceso de Comunidades Negras del norte de Esmeraldas examinaba de esta manera su realidad próxima y palenquera: “[…] sabíamos, quizás mejor intuimos que teníamos mucho, pero no sabíamos qué teníamos y menos cuánto teníamos, por eso esta primera etapa la podemos definir algo así como: conocer lo que tenemos”, Saberes propios, religiosidad y luchas de existencia afroecuatoriana, documento del maestro Juan García, en PDF, p. 8. El ejercicio de la ciudadanía, motivador de la equidad en todas sus magnitudes, obliga al ‘saber’ y al ‘conocer’ como liberación epistemológica. Esa intuición es práctica en este tiempo y territorio, por eso el liderazgo afroecuatoriano, mujeres y hombres, continúa cimarroneando por la aplicación local y nacional de la etnoeducación.

Si ‘la’ revolución es un cambio de época (ojo con el artículo gramatical), la ciudadanía es la que activa, procesa y se beneficia de ese cambio, también aquel que se opone aunque persista en su tozudez ideológica. El racismo ecuatoriano (estructural e institucional), aunque atienda o quizás entienda la relativa igualdad biológica del ser humano diverso que somos, se queda en el umbral constitucional de esa igualdad, más allá de sus cultivados prejuicios raciales es por aquello que Frantz Fanon calificó de “inmovilidad civilizatoria”. Aquí se dice racismo no en términos abstractos, más bien como mentes y corazones concretos o mejor concretísimos.

Malcolm X, en tono palenquero, exclamó a la manera  bautista (aunque él fue musulmán): “O eres ciudadano o no eres ciudadano. Si eres ciudadano eres libre; si no eres ciudadano eres esclavo”. Era otro escenario, pero muy bien patentiza la preocupación histórica, social y política de no ceder ni un milímetro del derecho de ciudadanía. En este Decenio de la Afrodescendencia, la autorreparación es su ejercicio a plenitud. (O)

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media