Existen algunos mitos y problemas relativos a las capacidades de los estudiantes de la universidad ecuatoriana que conducen a frustraciones y desperdicios de capacidades.
Examinemos algunos de ellos: Estudiantes de lo que ahora es el primero y segundo del bachillerato que se sometieron a los exámenes de ingreso o a los cursos prepolitécnicos y los aprobaron, pero por no tener el título de bachiller tienen que esperar para cumplir un requisito formal o irse a estudiar al extranjero, donde sí son aceptados, perdiéndose a futuro su aporte para el desarrollo nacional.
Ahora, con la existencia del examen unificado de ingreso a los centros de educación superior públicos y estableciendo, por ejemplo, un cupo para estas excepciones extraordinarias, se evitarían estas fuentes de desperdicios de capacidades, talentos y competencias de ecuatorianos.
Una situación nunca atendida, pero resuelta en los países hegemónicos desde hace muchos años son los niños y adolescentes con talentos matemáticos, musicales y de expresión plástica, a quienes nosotros exigimos que tengan conocimientos en otros campos y el título de bachiller. Toda persona que considere que tenga talentos y conocimientos de nivel universitario, cualquiera que sea su edad, debe poder presentarse a los exámenes de ingreso y, si los aprueba, estudiar en la universidad.
Otro gran problema son los estudiantes universitarios que aprueban algunos años y que por causas económicas, sociales y de capacidades prolongan sus estudios y se convierten en eternos estudiantes. Son más que bachilleres, pero no son profesionales de nivel universitario.
En todas las universidades, después del segundo año, quienes no tengan un promedio de calificaciones adecuadas, deben obligatoriamente estudiar carreras intermedias tecnológicas, de tres años. En muchas carreras universitarias la pirámide profesional se encuentra invertida, existen más profesionales de tercer y cuarto nivel que mandos medios y en otras no existen. Todas las carreras universitarias deben tener salidas profesionales con niveles intermedios de tecnólogos.
Las universidades deben permitir que los ciudadanos puedan asistir y estudiar asignaturas aisladas y certificar a quienes las aprueban. En los casos anteriores, como en muchas situaciones, en el Ecuador, lo formal, lo burocrático obstruye a la vida. Merece repetirse lo que decía Goethe: “Todas las teorías son grises; solo está lozano el árbol dorado de la vida”. Una universidad sin talentos perpetúa la mediocridad.
