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El Telégrafo

Retos del turismo masivo

10 de enero de 2013 - 00:00

El presidente Correa ha lanzado una alerta sobre la necesidad de que autoridades y ciudadanos cuiden las playas del Ecuador, hoy maltratadas por las malas costumbres de algunos usuarios. Esto debe motivarnos a una reflexión colectiva sobre el tema, pues las playas son un recurso natural de gran valía y notable utilidad social.

Para el turista, la playa es un espacio de solaz y contacto directo con la naturaleza. Nos brinda la ocasión de romper con nuestra rutina habitual, para ensayar tareas lúdicas, caminar por la arena o dedicarnos a eso que los italianos llaman “il dolce far niente”: el dulce no hacer nada.

Para el habitante local, la temporada de playa es su ocasión de trabajo y su fuente de supervivencia, pues los ingresos logrados en esas semanas serán los que sustenten su vida familiar durante el resto del año.

Pero para las autoridades locales la temporada turística resulta ser un gran problema. Solo el proveer de agua potable y servicios sanitarios a enormes masas de población que llegan por unos días es ya una tarea mayor, que se complica más con los problemas agregados que trae ese turismo masivo: recolección y manejo de montañas de basura, limpieza constante de playas, atención a situaciones peligrosas, manejo de la seguridad y el tránsito, control de precios y de calidad de los servicios, entre otros.

En algunos casos, esa enorme responsabilidad recae sobre pequeños municipios, que reciben aportes estatales calculados a base de su población permanente, y que por lo mismo carecen de recursos suficientes para atender a esas masas de turistas que llegan periódicamente.

En otros casos, la autoridad local del balneario es apenas una junta parroquial, que se halla todavía más limitada en su capacidad de respuesta ante los retos del turismo masivo.

Frente a ello, el Gobierno central y los gobiernos provinciales han ensayado algunas iniciativas de solución, pero todas ellas se han quedado cortas frente al creciente turismo interno, que es una consecuencia directa de la Revolución
Ciudadana, pues se halla estimulado por los mejores salarios y las magníficas vías creados por el gobierno de Rafael Correa, y por el anhelo del pueblo por conocer su nuevo país.

Hallo que esto exige una respuesta global por parte del Estado, que podría ser la creación de una autoridad nacional de playas y balnearios, vinculada a los ministerios de Turismo y Ambiente. Solo una autoridad como esta podrá manejar adecuada y equitativamente las cuestiones del turismo masivo, para el que nuestro país tiene óptimas condiciones: bellos paisajes y playas, excelente gastronomía, magníficas vías y gentes de gran amabilidad.

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