Es cierto que hoy conseguir trabajo en Ecuador está muy difícil y eso que recién se están poniendo de moda los despidos masivos. Pero seguro llegará un día en que una llamada al teléfono cause, aunque sea, una pequeña felicidad: a alguna empresa pública o privada le interesa su hoja de vida entre tantos y le han citado.
En mi época universitaria veía con curiosidad lo serio y profundo que podría ser un proceso de selección, el mismo que llevan a cabo psicólogos industriales u organizacionales.
Probablemente el proceso más ético era ver al aspirante funcionando en el puesto de trabajo, hasta ajustarlo. Para ello no era necesario tener varios postulantes.
Ahora, la terna de candidatos es solo un requisito administrativo porque ya se tiene el nombre del que se contratará: al amigo, cuñado, al pana del pana o al que envían desde arriba. Sin embargo, le han llamado a Ud. para montar el show de la selección.
El que asiste a la entrevista y no es contratado perderá tiempo, energía, dinero, motivación. El golpe emocional del rechazo y de ver a tantos calientapuestos puede ser tremendo, más aún si es un reciente despedido o un desempleado de años con necesidades acumuladas. Pero el rechazado debe estar advertido de que no es por sus aptitudes, capacidades o experiencia, sino por un sistema caduco y colapsado ¿corrupto?
Renunciar y resistirse a ir a perder el tiempo con reclutadores e instituciones, muchas veces prepotentes y extasiados con su posición de poder, es un acto puramente político. Se olvidan que es un intercambio entre uno que va a dar su servicio y otro que lo necesita; no se va a pedir favores.
Si quieren contratar, mejoren su sistema de reclutamiento: vía Skype, video llamada, pruebas online o apostar por una sola hoja de vida, la que convenga, esas que nunca leen.
La mejor recomendación para los viejos y nuevos desempleados es que emprendan como puedan, se instruyan en finanzas básicas, dediquen tiempo a cultivarse para no ser cómplices de los sátrapas de la selección. (O)
