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El Telégrafo
Fredy Lobato

Reinoso y la rebelión 'queer'

06 de junio de 2020 - 00:00

Hace 10 años, el locutor radial Álvaro Rosero, usó al aire una expresión grotesca para referirse al acto sexual entre hombres; pensó que generaría risas de los oyentes. Por Twitter le comenté mi molestia y Rosero públicamente respondió disculpándose. Seguramente reflexionó y entendió que entre su audiencia hay diversidad. Rosero mostró su respeto.

Ofrecer disculpas ante errores o acciones que ofendan a terceros, muestra sensatez y humildad; que si la comete un personaje público, lo reivindica ante sus seguidores, especialmente los ofendidos. Algunas disculpas, incluso pueden no justificarse, si se trata de interpretaciones erróneas, pero si el protagonista recibe un reclamo público por algo que se crea afecte o humille, una aclaración o explicación, subsanan.

No es el caso –nuevamente– con el actor David Reinoso. Vayan los aplausos para el colectivo Guayaqueer y el actor Diego Ulloa, quienes con creatividad apuntaron con el dedo a Reinoso y pusieron en debate público sus vergonzosos prejuicios. Es la actitud renuente de un tipo que ha explotado y hecho apología disfrazada de humor, de la violencia de género; de racismo (hacia negros e indios); y, contra LGBTs. Los estigmas de Reinoso ya han recibido sanciones de ley; y como no volvió a la televisión, su “creatividad” ahora es visible en su canal YouTube y las tablas.

Y aunque en su defensa, algunas personas LGBT argumentaron la creatividad de Reinoso para exponer la personalidad de muchos gays, lo mínimo en el mentado hubiera sido disculparse si alguien se sintió ofendido.

Libertad de expresión no es libre discriminación. La libertad creativa debería ser usada para cuestionar, construir y proponer sutil o frontalmente, nuevos imaginarios y paradigmas; romper esquemas o atavíos, no mantenerlos; sobre todo, el machismo homofóbico.

En contexto, lo de Reinoso ocurre en pleno mes del Orgullo y a días que Javier Viteri, de 22 años, fuera asesinado en Arenillas con 89 puñaladas. Probablemente lo último que él escuchó fueron las mismas diatribas homofóbicas que usa Reinoso cuando contestar a sus críticos. (O)

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