El contralor saliente de Colombia habría informado hace poco que la corrupción le cuesta al Gobierno de ese país $ 50 billones anuales. ¿Quiénes roban?: “Altos funcionarios del Estado, congresistas, empresarios privados”. Varios funcionarios públicos se benefician con los contratos de las respectivas regiones de donde provienen. Y los contratistas corruptos se la pasan como aves de rapiña haciendo lobby.
(Fabio Martínez, El Tiempo)
El recientemente electo presidente de Colombia, Iván Duque, ha llamado a una consulta popular que le facultaría a tomar medidas contra la corrupción, lo que resulta peculiar: en otros países se pregunta sobre temas de naturaleza polémica, como el matrimonio igualitario o la salida de una comunidad internacional, pero ¿qué chiflado estaría en contra de frenar este delito?
Consultas como esta revelan el fracaso de los gobiernos y de las instituciones públicas y privadas, cuya misión es garantizar que no se desfalquen las arcas públicas. En varios países latinoamericanos, estas prácticas inmorales han llegado al punto de desestabilizar la democracia misma.
Frente a un riesgo de esta índole, ¿cabe un gesto como el de la consulta, aun a riesgo de parecer populista y de implicar egresos para el Estado? En el país vecino, representantes de diversas tendencias políticas se han unido para apoyar la iniciativa de Duque, el hasta hace poco aliado de Uribe, que votará “No” en la consulta cuyas preguntas buscan frenar realmente las prácticas corruptas.
De ganar el “Sí”, ¿se logrará el cometido?, ¿aún estamos a tiempo de vencer a la corrupción? No deja de entusiasmar el Reguetón de la Corrupción, en el que personalidades como Navarro Wolf, ex M19, baila con su prótesis, junto a Claudia López, una política seria y formada, así como Antanas Mockus, el famoso exalcalde de Bogotá, provocador y polémico. Como gesto, vale. Una gran alianza ciudadana con la participación de políticos de trayectoria, honestos, para ponerle punto final a una de las enfermedades regionales más graves. (O)
