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El Telégrafo
Sebastián Vallejo

Reelección o cómo tropezarse con sus propios pies

18 de julio de 2014 - 00:00

Hace un año, el presidente Rafael Correa ironizó sobre una tercera reelección y toda esa crítica alrededor de la eternización del poder, cortesía de Jaime Nebot. Hace cinco meses, después de esa amarga victoria en las elecciones seccionales, se comenzaron a esbozar las primeras ideas sobre una enmienda constitucional que permita su tercera reelección. Hoy, el proyecto de enmienda constitucional parece más un legalismo burocrático en su camino a efectivizarse, que una posibilidad a debatirse.

“Hay que entender cómo es la ‘democracia ecuatoriana’, todavía fuertemente influida por poderes fácticos, los medios de comunicación, los principales electores, los que destrozaron a muchos de nuestro candidatos el 23 de febrero pasado, entonces tenemos que ser muy objetivos. Frente a esa realidad es que se plantea la reelección”. (Entrevista del presidente Correa en Ecuador TV, 14 de julio, 2014.)

A ver. Los poderes fácticos son lo que son. Y en este caso, son la oposición. Lo que nos está tratando de decir es que si Alianza PAIS no hubiera tenido oposición, entonces habría ganado las elecciones. Probablemente. Sin oposición, probablemente hasta el Ruptura, sin presentarse, ganaba. Pero el juego democrático es una competencia de intereses encontrados. Porque dentro de ese discurso o cosmovisión o ideología (si la tienen) de esos poderes fácticos, habrá alguien que, como usted, “no busque el poder, busque servir”. Dudo que sea una condición sine qua non ser de Alianza PAIS para querer servir.

Es que buscar responsabilidad en los poderes fácticos de las propias ineficiencias a la interna de Alianza PAIS al momento de coordinar una campaña política, es, más que nada, inmaduro. Fue la propia torpeza de Alianza PAIS de no poder manejar el juego democrático, uno donde no siempre gana el que queremos (lo cual también es bueno). Pero cuando pierdo en el juego no busco cambiar las reglas. Recuerde, señor Presidente, no son los únicos participando. Cuando pierdo, cambio el equipo.

Y como al juego democrático no hay cómo simplificarlo a la superficialidad de ganar o perder, puede que lo que en verdad se necesite sea una discusión más profunda sobre la relación de electorado con el poder político, la relación de la sociedad civil con la construcción del Estado, lo que esperamos de nuestros líderes políticos y en qué períodos de tiempo. Un proyecto de enmienda no es una discusión más profunda. Y si la inversión en un estadio de fútbol merece un debate nacional, tanto más la reelección indefinida (y, como apéndice,  más aún la (re)militarización de la seguridad interna).

Nadie niega -bueno, yo no niego- su vocación de servicio. Pero la estructura estatal por la que hemos votado, estructura que usted auspició, señor Presidente, está ahí por una razón. Evitar que se tropiecen con sus propios pies, una de ellas.

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