Cuando alguien me pide una sugerencia para un viaje a Europa central, yo sugiero Praga. La ciudad de Franz Kafka y Milan Kundera tiene un patrimonio histórico único en el mundo, como el que tiene Quito dentro de Latinoamérica; ambas ciudades son patrimonio cultural de la humanidad. Los checos combinan el romanticismo eslavo con la capacidad de los mejores trabajadores del mundo. Con más de mil años de historia, Praga se destacó por ser el centro del Renacimiento en Europa central, tal como Florencia en el Mediterráneo y Ámsterdam en el norte de Europa.
Dicen que la reforma protestante la inició Lutero en el siglo XVI, pero la empezó Jan Hus, rector de la Universidad de Praga un siglo antes. Dicen que los alemanes fabricaron el primer automóvil con motor enfriado por aire en 1935, pero fueron los checos los que fabricaron el Tatra en 1933. Cuando apareció el Volkswagen, Checoslovaquia demandó a Alemania. El juicio duró varios años y terminó cuando Alemania invadió Checoslovaquia. En fin, Praga es una de las ciudades más cultas del mundo en artes y en ciencias. ¿Han escuchado de Bohemia? Es la región donde está Praga, con la mejor cerveza que se bebe en alegres bares, por eso la vida bohemia es sinónimo de fiesta. Bohemia también es una zona con arenas con plomo, de donde se obtienen los mejores cristales y lentes fotográficos del mundo. El fusil Mauser es checo de Brno.
¿Cómo es el idioma checo? Bueno, se trata de una lengua eslava emparentada con el ruso, pero con ciertas diferencias. Una característica curiosa del idioma checo es que tiene un rasgo parecido al español de Quito: la R sibilante. Como en el español de la Rioja de España y de muchas tierras altas de la América hispana, como en los Andes incluyendo a Chile, el checo tiene una R sibilante. En el español de Quito erróneamente se atribuía esta R al sustrato indígena quichua. Pero es al revés, del español pasó al quichua. La combinación TR de “tri” (3) en checo se pronuncia como decimos “tres” en el habla andina. (O)
