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El Telégrafo
Sergio Santesteban

¿Quién da más?

23 de noviembre de 2018 - 00:00

En 2010 la Corte Suprema de Estados Unidos habilitó a las empresas para realizar aportes económicos en las campañas electorales. La decisión desató el enojo del entonces presidente Barack Obama que calificó tal decisión como “un golpe a la democracia” y una “brutal irrupción del dinero de los grupos de presión en la contienda política”.

También declaró que era “una gran victoria de los petroleros, los bancos de Wall Street” y otros “poderosos intereses”. Otro presidente, Theodore Roosevelt, había promulgado una ley, en 1907, que prohibía expresamente los aportes empresarios, ya que, en su opinión, corroían a la democracia.

De este lado del continente americano el macrismo viene fogoneando en el Congreso un proyecto de ley para lograr lo mismo que tanto enojó a Obama. Hasta ahora la ley argentina permite solo al Estado y a los ciudadanos realizar contribuciones a los candidatos y excluye a las compañías. El proyecto de Cambiemos aporta también una modificación positiva que es la bancarización obligatoria de los aportes pero, en el mismo paquete, esconde una “sorpresa” envenenada.

Esta iniciativa tiene lugar justo cuando se está investigando la causa de los “aportes truchos” a las campañas del macrismo de 2015 y 2017. Son muchos los testimonios que hablan de un fraude. Un periodista de La Nación reveló en un libro reciente, y lo ratificó ante el juez, que el hoy presidente les pidió aportes económicos a sus amigos empresarios. También reveló la existencia de bolsos con “dinero M” en todo el país, aunque no tuvieron el mismo impacto mediático que sus similares K.

Otros testigos declararon que hubo “dinero en efectivo en sobres de papel madera” entregados sin recibo para gastos de campaña. También figuran beneficiarios de planes sociales como contribuyentes a la campaña de Cambiemos, entre tantas otras irregularidades que salen a la luz ante el silencio de la prensa adicta. Ningún beneficio puede esperarse de un cambio legislativo semejante.

Al contrario, si se legaliza la posibilidad de que las grandes compañías inyecten (legalmente) dinero a las campañas electorales se estará consolidando un sistema mucho más desigual, con partidos cercanos al poder económico desbordantes de recursos para sus despliegues publicitarios. (O)

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