A nuestro pesar las estadísticas pocas veces paran de manifestar un creciente nivel de violencia en nuestras ciudades. Ahora, incluso, los flagelos sociales entretienen. Lamentablemente el repositorio cultural popular no cesa de recoger contenidos -por ejemplo, desde Netflix- atiborrados de narcoconductas, prostitución y corrupción en el ámbito público.
A estos insumos súmese la comprobación “a ojos de todos” de lo rentable y seguro que les ha resultado delinquir a los políticos corruptos. Propagando sus malos ejemplos, junto al evidente aporte -por sus corruptelas- a la violencia común. Relación de causa y efecto a estar en cualquier estudio sobre este flagelo social.
Causa y efecto de la violencia que se germina desde los anillos de pobreza de una ciudad, debido a la desatención de muchos de los problemas que postran estos lugares al subdesarrollo. Males que se incrustan en el asfalto que duró poco, pero enriqueció a un político. O en la acera y bordillo que llega a rodear la miseria de un barrio en tanto cubra de lujos la vida de algún concejal o alcalde.
Desde el atraco en un soterramiento mal construido o un mercado vergonzosamente inoperativo.
Autoridades a las que no les importó la falta de agua potable o alcantarillado por donde se posó su corruptela y solo gustan de las obras del dinero rápido, de la comisión más efectiva. Por esto -creería- resultó de un cinismo mayúsculo el que haya liderado la marcha del 13 de diciembre contra la delincuencia en Quevedo, quien de la mano del correísmo más delictivo recibió centenas de millones de dólares en su anterior alcaldía, para dejar la ciudad peor a como la recibió, hediendo a corrupción.
Tal vez a Salcedo le faltó una sola cosa para lo apoteósico de su marcha: invitar a Jorge Domínguez caminar junto a él. Al final de cuentas, mutuamente han sabido cuidarse las espaldas; cruzándose “a ojos de todos” contrataciones y obras cuestionadas.
Contribuyendo ambos a casi todos los males de la ciudad. Incluso -presumiría- al aumento de los pillastres que van y vienen por la calle que conduce al Municipio local. (O)
