Faltan pocos meses para que los ciudadanos elijamos relevos de las autoridades locales en funciones en los gobiernos autónomos descentralizados provincial (prefectos y viceprefectos), municipal (alcaldes y concejales), parroquial (miembros de juntas).
A la sazón, el Consejo Nacional Electoral Transitorio tiene la tarea de encaminarnos a un proceso democrático, independiente, claro como la luz del día; los actuales integrantes del organismo han ofrecido precisamente eso, y confiamos en ello, dada la talla moral que poseen.
Con seguridad será época de sorpresas, se rearmará el tablero político-electoral, varias figuras nuevas, de medio uso y añejas, pugnarán por encabezar listas; la organización política actualmente en el Gobierno buscará afianzar y ampliar el poder, incluso haciendo pactos de apoyo a otras tiendas, si no cuenta con cuadros idóneos para triunfar sola.
De nuevo tendremos una oportunidad singular para seleccionar a las mejores personas capaces de conducir la gestión pública local con responsabilidad, eficiencia y honradez.
Ellas se esforzarán para ejercer sus mandatos en el marco de la Constitución y la ley, sin abusar de la autoridad conferida por el pueblo, generando condiciones para que el mayor número de ciudadanos participemos en la toma de las grandes decisiones, el diseño de políticas, la definición del destino y buen uso de los fondos públicos.
Las autoridades de los gobiernos locales en todos los niveles están conminadas a tratar de hacer realidad la condición de “autónomos” y “descentralizados”, aunque esto suene tautológico en cierta forma, para depender menos del Estado central y de los caprichos de los gobiernos de turno; trabajarán para fortalecer las instituciones y así eliminar la discrecionalidad.
Esperamos que las autoridades elegidas sean condescendientes con los electores, con la fe y la esperanza que ponemos en cada voto; recordemos que, la autoridad pública está para servir al mandante. (O)
