Concluyó el proceso de revisión de registros electorales. La opinión pública ha ubicado, como serias, mentirosas, tramposas e indecentes, a una y otra organización política. El manoseo politiquero utilitario de algunos sectores, la ausencia o escasez de espíritu cívico y democrático, no pudo desvirtuarse con la bravuconada y despliegue mediático.
Para la derecha y reducidos sectores poco importan principios y programas. En algunos prevalece la histeria anticorreísta, como estrategia y táctica. Acusaban que Rafael Correa quería imponer a AP como partido único, que controlaba el CNE. Quedaron, una vez más, como mentirosos.
Por cierto que la democracia va más allá del simple registro electoral y del voto mismo, que tantas veces fue burlado por los que dicen defenderla, a través de fraudes y golpes de Estado. Es un sistema, una forma de organización, que implica selección idónea, con métodos alternativos, de dirigentes y representantes, con la condición de respaldo popular mayoritario, en oposición de élites, monarquías, oligarquías y tiranías.
Facilita la participación y veedurías ciudadanas en la administración pública, en ambiente de libertad, para lograr objetivos de libertad, bienestar, justicia, igualdad, solidaridad. Exige, cuando es integral y verdadera, reales procesos de redistribución de riquezas, liquidación de privilegios y la explotación laboral y social. No es, por tanto, la democracia formal o “representativa” la que está en juego; esa es una visión miope de los explotadores y sus sirvientes, se trata de la democracia profunda, participativa, que los pueblos reclaman y por la que han luchado y luchan.
En nuestro país jamás existió, a pesar de avances importantes logrados con las revoluciones alfarista y juliana y de la lucha permanente del pueblo y sus organizaciones por lograrla. Desde enero de 2007 la Revolución Ciudadana ha desarrollado importantes acciones para establecerla en forma definitiva. Hay logros irreversibles, se profundizarán; por ello, es necesario, como ocurrirá, que Rafael Correa (ojalá que con Lenín Moreno) se mantenga en el poder y Alianza PAIS consolide su organización con el millón de adherentes que cuenta.
Cabe recordar que, como nunca antes, en corto tiempo, se ha realizado una decena de procesos electorales, incluidas tres consultas populares. El pueblo aprobó la Constitución, en la que se consagra la participación política igualitaria de las mujeres, la de los jóvenes; crea los poderes electoral y de participación ciudadana, proclama el Estado intercultural, plurinacional y laico; amplía derechos, elimina toda forma de discriminación, ordena la organización del sistema económico social solidario, promueve el desarrollo equitativo y reserva para la administración y control estatal los sectores estratégicos. Son sólidas bases para la democracia y más allá, para el socialismo, modelo de alta expresión democrática, objetivo central del actual proceso de cambio.
Después de esta jornada de transparencia, contra la burla e indecencia que la partidocracia y sus alcahuetes quisieron imponer, hay que ir al proceso electoral, clarificar posiciones por el cambio, respaldarlo, consolidarlo, ampliarlo, con democracia, organización política y popular y lucha. Lo demás son cuentos, no hay tiempo que perde
