El turismo planetario crece a pasos agigantados, sustentado en los viajes aéreos, que se han tornado cada vez más accesibles, así como los requisitos para obtener visas, sistema en el que no siempre se obtiene reciprocidad. Ecuador prácticamente no pide visa a nadie, sin embargo, en casi todo el planeta nos piden visa a nosotros, aun así los ecuatorianos somos excelentes viajeros. De hecho, somos el quinto emisor de visitas a EE.UU., después de Brasil, Venezuela, Colombia y Argentina, muy por encima de Chile y Perú.
Las constantes subidas del precio del combustible se está convirtiendo en el principal enervante del nervioso mercado de viajes. En Ecuador la eliminación del subsidio al combustible aéreo disparó los precios de los tickets aéreos muy por encima de la compensación necesaria, y ahora toca pensar dos veces antes de emprender un viaje que puede llegar a costar un cincuenta por ciento más que en año pasado.
El deseo del viajar por aire es incontenible, así que muchos gobiernos están viendo en las aerolíneas las vacas lecheras y les están gravando tasas por derechos de emisión de carbono y más impuestos, cuando en la contaminación atmosférica los aviones contribuyen solo un 20 por ciento.
Los extensos procesos de seguridad en aeropuertos tienden también a desmotivar el viajar, en especial a EE.UU., donde las medidas de seguridad pueden sobrepasar lo incómodo y vulnerar ciertas susceptibilidades.
La gente quiere viajes más accesibles y ágiles, sin comprometer su seguridad ni la de un país, pero el estar tres horas antes del viaje haciendo infinidad de colas desmotiva, así como llegar al país de destino a pasar una hora más superando filtros de seguridad. Lo que no sucede en Ecuador, con filtros casi inexistentes y sin un medio de seguimiento del visitante.
Los sistemas de fidelidad no funcionan, primero, por ser complejos y hasta desquiciantes; segundo, porque las personas buscan tarifa baja, lo que sí motiva a gastar más son servicios complementarios, como el alquiler del vehículo con descuento o entradas a shows.
A pesar de todos los problemas y encarecimientos, la gente seguirá viajando, pero cada vez más “conectada”, y son los smartphones las herramientas que viabilizarán las compras de tickets y mejorarán la fluidez en los aeropuertos.
La gente necesita viajar por aire, los gobiernos del mundo lo saben y se aprovechan, lo que puede generar contracción de la demanda, pero siempre será temporal, pues no podemos darnos el lujo de dejar de conocer un planeta tan bello.
