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El Telégrafo
Duglas Rangel Donoso

Presidente Guaidó

06 de marzo de 2019 - 00:00

El presidente Moreno recibió al presidente de Venezuela, Juan Guaidó. Fue recibido con satisfacción y cariño. Venezuela está gobernada por una mafia asesina y corrupta que está haciendo mucho daño a la conciencia democrática de nuestra región. Solo la solidaridad con el pueblo venezolano va a garantizar que este honorable pueblo vuelva a vivir en democracia y gobierne el estado de derecho.

La ONU, los EE.UU., la comunidad internacional deben estar presentes en esta zona de conflicto para que no haya nuevas masacres ni mayores atentados a la vida de los ciudadanos.

Venezuela es una zona de guerra. Maduro y su banda de criminales han convertido el país en una cárcel donde no rige la ley ni el orden democrático. Hay que estar presentes en Venezuela y hay que observar lo que pasa allí, como una madre debe observar de cerca a niños revoltosos, para que no se hagan daño unos a otros. Donde hay periodistas y ayuda internacional extranjera; donde los medios cubren las noticias de la zona; se preserva la civilidad, el respeto a los derechos humanos, rige la libertad económica y la cultura de los valores democráticos aunque sea mínimamente.

Cuando los ojos del mundo se van, llega el caos y la barbarie. Esa es la principal tarea del periodismo: observar y denunciar permanentemente la corrupción, los abusos del poder, todo atentado a la vida y a los derechos ciudadanos, para garantizar la paz y la vigencia de un orden civilizado de existencia. Por suerte, el ser humano aún le teme a la ley, a la denuncia, a ser encarcelado. No debe existir impunidad.

Los asesinados por el poder, los torturados por la dictadura, los perseguidos políticos, los expulsados de su patria, los migrantes, los presos, los reprimidos, los golpeados, los hambreados, todos a quienes la dictadura chavista-madurista aniquiló deben ser escuchados, crearse una comisión que investigue todos los excesos y arbitrariedades y los culpables deben ser investigados, llamados a juicios y ser condenados. Los muertos hablan. Los golpeados hablan. Los encarcelados por su militancia política deben ser liberados y luego oídos para que sus testimonios hablen.

No hay que permitir que Maduro y todos los torturadores del pueblo venezolano huyan. Deben pagar por sus excesos. No solo por lo que pasó sino por lo que está pasando. Venezuela es ahora. (O)

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