Los medios de comunicación “independientes” convertidos en el último reducto de la dispersa oposición, ahora, mientras 2012 avanza vertiginosamente, impacientes frente al liderazgo de Rafael Correa, señalan pautas, a manera de lecciones, para la selección del candidato presidencial único de la derecha política y sus seguidores, con la intencionalidad, en el fondo, de boicotear el proceso de reivindicación social y económica que guía el gobierno de la Revolución Ciudadana.
Los columnistas “privados” comenzaron a conceder cobertura a los mismos rostros de antaño, para interesarlos a participar en la contienda. Reconocen que la oposición política no arranca, no define alternativas ni figuras atractivas y de su agrado. El pronunciamiento inconsulto de Álvaro Noboa y el autoelogio de Lucio Gutiérrez no convencen, ni siquiera a los militantes de sus agrupaciones, que por la falta de programas factibles de gobierno e ideologías definidas yacen en el desprestigio y el desprecio ciudadano.
El ambiente electoral confuso y saturado de incertidumbre se le complica más a los sectores que se autodenominan de izquierda, MPD, Ruptura, Pachakutik, con la posible candidatura de un genuino representante de la rancia clase bancaria que con el auxilio de los medios independientes, la Iglesia católica y el rezago de la partidocracia, se lo pretende convertir en el eje de la oposición.
La prensa “independiente” siempre funcionó aliada de la derecha política, en oposición al nuevo orden socioeconómico y en defensa de sus intereses. Extraviada e insegura, promueve, mediante sus columnistas y analistas alquilados, una “poderosa alianza”, e insinúa el renunciamiento a tesis e intereses partidistas en procura de vencer al invencible. Los más tercos no cesan de gritar invocando en sus comentarios unidad férrea, aunque sea artificiosa para enfrentar a Rafael Correa, gestor de la más grande obra social, en lo que va de la agitada era republicana.
Hace rato que la prensa “independiente” dirige frontalmente la lucha contra el gobierno de Alianza PAIS. Se observa por sus acciones la vigencia de un pacto oculto entre el poder económico, llamado oligarquía, y los medios “independientes”, con la pretensión de recuperar el control de la República. Los articulistas y comentaristas de prensa, radio y televisión privados ya no podrán ocultar su apoyo a la derecha conservadora. La contienda electoral será dura. Se avizora el desate de todo el poder mediático por derrotar el invencible liderazgo de Rafael Correa.
