Si hay algo que resulta fácil predecir es lo que vamos a encontrar en materia política el año entrante. Las elecciones 2013 no tienen sino un actor en el ring por ahora, falta ver los que se animan a saltar al cuadrilátero más difícil que se haya presentado en mucho tiempo.
Serán valientes los que se lancen a la contienda porque tendrán que luchar contra algo que no admite mayor discusión: indicadores económicos avalados por un organismo de la ONU, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Cepal. Se podrá discutir la sostenibilidad de este crecimiento económico, incluso se podrán proponer otros sistemas económicos para mejorar los resultados, pero lo que no se podrá cambiar es la forma como siente la gente, respecto de su antes y de su ahora.
La ola propagandística será inevitable y, como siempre, seremos espectadores del doble discurso de los medios, que hacen lo que sea para ser acreedores del beneficio económico que les reportará la propaganda gubernamental y que por otra parte se vuelven críticos inclementes del gasto en publicidad que les reportará las mejores ganancias del quinquenio. Me pregunto si los medios habrían obtenido tantos réditos económicos de no haber sido por los sucesivos procesos electorales que fueron extras al gasto usual gubernamental. No veo coherencia en quejarse de la propaganda como tal y no de los ingresos que ella les genera; porque si no se está de acuerdo con algo, lo menos que se espera es que se ponga límite de acuerdo con ese criterio. Pero no, eso no va
a pasar.
La polarización tensará el ambiente, y si antes no se discutieron ideas, ahora menos. Quedó claro que el tema favorito de la gente no es la libertad de prensa, así que por ahí no es la cosa, así muchos de nosotros lo consideremos prioritario.
¿Vendrá una guerra sucia de acusaciones y chismes malintencionados? Tristemente creo que así será, porque donde no hay elementos de debate, donde discutir ideas es algo que hemos visto que a nuestros políticos no les interesa, necesariamente ese será el rumbo que han de tomar las cosas.
Todos conocemos el estilo del Gobierno, ni se queda callado ni deja las cosas pasar; así que seremos espectadores de las más acaloradas “sabatinas” que hayamos visto. La oposición pondrá en cabeza de la prensa toda su artillería.
Entre tanto, nosotros podemos elegir, entre dejarnos llevar por ese ambiente poco amistoso creando nuestro propio ring político en nuestro entorno, o nos alejamos de malquerencias políticas para tratar de vivir en paz.
