Seguro recuerdan cuando el Rey Juan Carlos le dijo a Huguito Chávez, en una Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado “¿por qué no te callas?”. Fue una pregunta impertinente, pero mientras más pasa el tiempo, más sentido le encuentro. Hoy vamos a hacer un ejercicio. Lean las siguientes oraciones y díganme en cuáles les provoca hacer la misma pregunta:
Fuiste perseguido por una Justicia obediente al poder de turno y ahora que tienes el poder utilizas esa misma Justicia para perseguir a tus perseguidores del pasado y lo haces desde el discurso de la independencia. Te burlaste y lanzaste al traste las decisiones de la Corte CIDH pero ahora recurres a ella como la máxima tarima de Justicia.
Formaste parte de un gobierno que controlaba el Consejo Nacional Electoral, con canino y felino a tu mandar, y hoy denuncias que el CNE trabaja para el gobierno de turno. Utilizaste la prensa para arrasar con la vida y los sueños de tus opositores, generando espacios exclusivos para destruir su honor, y hoy hablas de una prensa amarillista vendida a los poderosos de turno para perseguirte a ti.
Cobras para denunciar, exiges dinero para ocultar información, extorsionas a diestra y siniestra, pero denuncias que los de ayer, los de hoy y los de mañana son corruptos. Apoyaste a un Contralor que ocultaba toda la evidencia de corrupción estatal para proteger a tus amigos y hoy reclamas que existe un Contralor que inventa y manipula informes para perseguir a tus amigos.
Idolatras a un régimen que quebró al Estado y culpas al actual gobierno por no poder bajar billetes de los árboles; como caballo desbocado gritas que en todo hay sobreprecio pero balbuceas cuando alguien dice “Refinería del Pacífico”.
Es que hasta para opinar se debe tener sangre en la cara. No pretendo que te calles, sino preguntarte, en serio, ¿por qué no te callas? Y sí. Hasta el más perverso de los perversos se merece Justicia, pero es mejor que quien ha luchado por ella la clame. A veces no te das cuenta que suenas tan ridículo como sonaría Hitler denunciando ser racialmente discriminado, o como Stalin denunciando persecución política.
En esta contienda entre villanos, entiende: ni el odio ni la injusticia se combaten con odio e injusticia. Mientras esto no esté claro, en serio, ¿por qué no te callas? (O)
