Primera cosa, no diré por qué son famosas, sino que, por lo contrario, hago el cuestionamiento de intentar entender porqué lo son. Luego de conversar de manera esporádica con varias personas que disfrutan de ver al capo hacer la vuelta, creo que es momento de exponer las respuestas que he recibido y decirles lo que pienso. Si tú, querido lector, eres uno de esos que alaba a los que ‘hacen la vuelta’, espero que las siguientes líneas no sean tan duras con tu ego.
Si eres de los que piensa que Ecuador no tiene tanto problema por solo estar en el camino de la droga, y que el verdadero lío lo tienen quienes soportan el origen de producción o destino para el consumo, estás completamente equivocado: donde hay droga, hay muerte. Visto a la ligera, por cada ‘capo’, se mantiene en pie todo un ejército de matones dispuestos a defender la mercancía a toda costa, con armas militares, autos blindados, bombas y demás. Si la droga pasa por una frontera, el ejercito protector estará ahí con todo su arsenal.
Si eres de los que cree que está bien que se maten entre ellos, con tal de que no se metan con la gente inocente, pues también estás equivocado. Se matan entre ellos frente a tu casa o tu negocio, a cualquier hora, en lugares y momentos donde tú y tu familia es vulnerable a presenciar en vivo el trabajo despiadado de un sicario. Si no crees que eso es un problema, entonces eres parte del problema.
Aunque las guerras sean entre bandos, el alcance de sus atrocidades están fuera de todo entendimiento. La balacera e incineración de cuerpos en una cárcel es sólo lo que se ve, recordemos que están dentro de una cárcel; si esa es su capacidad estando encarcelados, imagínense lo que hacen en libertad.
Si eres de los que cree que la corrupción es el problema, déjame decirte que estás equivocado, otra vez. Jueces, fiscales, abogados, policías, guías penitenciarios, agentes de aduana, funcionarios aeroportuarios, contadores y otros civiles, se venden para hacerse de la vista gorda o colaborar con las necesidades de alguna banda, pero a esos, el calificativo de corrupto les queda corto. Son un narco mas, como los de las series.
Si eres de los que están convencidos de que el narcotráfico es eso y nada mas, ya deberías dejar de leer esta columna porque no te va a gustar lo que viene. Los negocios que están al rededor del transporte de alcaloides ilegales son otros relaciones con transportación ilegal, como por ejemplo, la trata de personas, secuestro y extorsión, tráfico de órganos, tráfico de armas y el tráfico de esclavos, entre otros. Claro, las series solo muestran la parte romántica donde el capo es un tipo súper cool que ayudó a hacerse ricos a sus panas del barrio, el mecías, un salvador. Aquí lo festejamos.
Si eres de los que cree que las series son inocentes historias ficticias basadas en hechos reales, deberías replantearte la vida. Detrás de cada serie de narcos hay un matón o por lo menos ex mantón, que está cobrando para contar detalles sobre sus fechorías, en otras palabras, consumir una serie de ese tipo, hace que narcos o ex narcos, ganen más dinero. Sí, el narco cobra por contar detalles. ¿O acaso pensaban que las series eran un invento de guionistas creativos?
Mentes supuestamente brillantes son idealizadas por series y películas que se reproducen en streamings de toda plataforma y hasta en canales de televisión nacional, en horario familiar. La gente aplaude porque los capos son lo suficientemente inhumanos, calculadores y resilientes para acabar con el ministro de gobierno o general de la policía. En muchos casos las historias son reales. Hace años, en el primer boom de estas series, la gente me decía alegremente ‘¿viste como fue que Pablo Escobar explotó un auto frente a la comandancia de policía?’ -No, mi loco, no lo vi, porque me cuesta pensar que me puedo divertir a costa de las familias que siguen llorando a sus muertos-. Esas personas perdieron la vida luchando por tu seguridad y la de tu familia; tu aplaudes la genialidad del que los mató.
¿Por qué se ven este tipo de series? Porque es divertido. Ahora regresen a ver a las cárceles de Latacunga, Penitenciaria del Litoral, El Turi y díganme ¿Qué tan divertido?
