En los viejos tiempos, se lavaban paños y pañales. Antes de la expansión de toallas higiénicas y pañales desechables, se usaban telas finas cortadas y cosidas ex profeso para mantener limpios y secos a los bebés y para recoger la sangre menstrual. En la hechura, lavado y secado de esas prendas han intervenido tradicionalmente las mujeres. Hasta hay nanas para que ellas puedan ir pronto a lavar pañales y coser, una vez dormidos los críos.
Pocas veces un hombre dice que va a tener un hijo; prefiere declarar que su mujer está embarazada, como si la cosa no fuera con él. Alejados de su reconocimiento como progenitores, distanciados de los ciclos de la vida, los hombres difícilmente se han hecho preguntas sobre las implicaciones sociales y culturales de los ciclos menstruales. Desde luego, tampoco se han ocupado de la humilde tarea de lavar pañales, ponerlos o quitarlos.
La reciente campaña publicitaria de Pompis, empresa fabricante de pañales desechables, fue encargada a la agencia Kommunik, que contrató a Bratt Murgueitio, popular en los programas locales de farándula, cantante de baja estofa. Él rapea su canción “Me molestan esas mamás”, que denigra a las mujeres trabajadoras y madres solteras. Murgueitio, de quien se dice que debe pensiones alimenticias, conmina a sus oyentes: “Evitemos que aparezcan más” en alusión a las vergonzantes madres.
Como la tonada cayó mal, Pompis ha querido arreglar la cosa. Un nuevo video con el mismo Murgueitio habla de las mamás 4x4, que “lo absorben todo”, de las que son “padre y madre” a la vez, y a quienes habría que dignificar. ¡Como si necesitáramos del reconocimiento de los indignos!
Dicen que un pañal desechable tarda hasta quinientos años en descomponerse, y se estudian métodos para acelerar el proceso y ahorrarse los efectos de la contaminación. Las ideas de Pompis, Kommunik y el Bratt criollo están ya descompuestas. Tenemos que frenar los efectos nocivos de su contaminación moral. (O)
