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El Telégrafo
Mariana Velasco

Perú y el espejo

18 de noviembre de 2020 - 00:00

A cinco meses de las elecciones, tres presidentes en una semana, Perú y su democracia tienen el desafío de cerrar una crisis política que condujo a miles de ciudadanos indignados a las calles. La esperanza en el Congreso es que la elección del militante del partido Morado, marque un hito para empezar a solucionar la crisis social y política que vivió el país en los últimos días.

Su realidad, reflejada en un espejo, minimiza o maximiza según sus protagonistas y es oportuno para que Ecuador se mire en él. La radiografía de la política peruana es igual o muy parecida a la nuestra. Es una alerta. En tiempos de campaña, proliferan los movimientos o partidos de alquiler, subastan puestos en sus listas. A más dinero, más cerca del primer puesto de la lista de asambleístas. Solo así se explica un divorcio con las ideologías, ética pública, lealtad de militancia o el bienestar de los electores.

Intereses tóxicos y una coalición de políticos improvisados, pretenderían secuestrar la república. Inaudito entender que los financistas de la política trabajen para desmantelar el Estado y mantener el privilegio, prebenda e impunidad, porque el utilizar dinero público con fines particulares también torpedea el Estado de derecho.

Cualquier semejanza es más que coincidencia; al parecer la única consistencia de varios políticos es rentabilizar sus aportes de campaña, institucionalizar la entrega de diezmos y lograr de algunos empresarios- sumarse sin reparos- a la corrupción en la construcción de la obra pública. Cabe recordar, años atrás, como líderes de opinión, tecnócratas, empresarios y políticos aplaudieron al gobierno por la ‘realización de obras’ con sobreprecio, desconociendo la ley. La sentencia en el caso Sobornos, lo confirma.

Hace unos años en Perú se prohibió toda reelección para los parlamentarios, lo cual hace del amateur, una necesidad; los políticos descubrieron que la Constitución dispone de un botón rojo para destituir al presidente, sin entender que su uso es excepcional. Ejecutivo y Congreso, jugaron con fuego y se quemaron; a discreción, disolvieron el Congreso y aplicaron la vacancia presidencial. Un quinquenio de abuso de las figuras constitucionales.

A diferencia del nuestro, en el Perú sí explotó la Operación Lava Jato, al hacerse público que las élites políticas de derecha a izquierda, habían recibido aportes y sobornos de constructoras brasileras. La Fiscalía, de uno en uno, fue tras ellos debilitando al sistema político corrupto. La codicia sobrevivió

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