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El Telégrafo
Antonio Quezada Pavón

Perder una elección

27 de febrero de 2014 - 00:00

Es normal sentirse fuera de balance y con mucha incertidumbre cuando pierdes una elección o te sacan de un proceso de selección. Es como caerse por un despeñadero; sin embargo, es parte de la vida.

Rodeado por tus simpatizantes, escuchas que otro te ganó en las urnas o que recibió el puesto que tanto ansiabas y empiezas a evaluar el hecho de haber perdido y que eso te convierte en un perdedor.

¡Cuidado! Nada más lejano de la realidad. Yo más bien te agradecería por haber tomado un riesgo al colocarte como un adecuado candidato. Te daría las gracias por reconocer tus fortalezas personales y dones y tener la voluntad de ponerlos al servicio de los demás. Te quedaría reconocido por darnos la posibilidad de escoger y de hacer una buena elección. Y mi agradecimiento sería más profundo por querer hacer la diferencia. Por pararte firme y sacar la cara, cuando otros retroceden y se doblan.

Yo sé que ahora no quieres que te agradezcan, pues al parecer lo que hiciste en la campaña no amerita que lo hagan. Pero competir en una elección ya dejó una gran impresión en todos. El hecho de no haber sido electo o seleccionado no cambia el significado de tu corazón, de tus deseos, pasiones, habilidades, intenciones y sueños. Lo que simplemente hace es cambiar tus planes.

Competir en elecciones justas tiene naturalmente un ganador y un perdedor, lo cual no hace a nadie un nato perdedor. Eso sí, tienes que apurarte en agradecer a aquellos que te ayudaron en cualquier forma. Ellos están sintiéndose mal, pues también querían que ganes. Una palabra positiva ayudará a restaurar la confianza en tus seguidores. Enseguida felicita a la persona que te ganó. La campaña terminó. Habrá otras campañas y elecciones por lo cual tienes que reflexionar y aprender de lo hecho, errores y aciertos. Esto hará la diferencia en la siguiente elección que participes. Y ahora es tiempo de hacer una introspección. Haz estado en un torbellino de emociones por lo cual es necesario regresar a la ecuanimidad espiritual. Habla con tu familia, amigos, colaboradores. Competiste con mucha confianza, la cual ha sido herida. Involúcrate en algo diferente para recuperar el balance emocional a través de la realización de que el significado de tu vida es mucho más que los resultados de una elección. Haz un nuevo plan; no es necesario cambiar de vida, simplemente cambiar de planes. Y finalmente, lo más importante: mantén tus promesas de campaña. No necesitas tener una posición de liderazgo para hacer la diferencia. De hecho, los mejores líderes no ocupan ninguna dignidad para influenciar en las personas. Aquello que prometiste hacer, puede ser logrado si lo trabajas de un diferente ángulo. La diferencia entre el éxito y el fracaso no está en las habilidades o las ideas, sino en el coraje de usarlas, tomar riesgos calculados y actuar coherentemente.

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