El pasado miércoles Mike Pence, vicepresidente de los Estados Unidos de América aterrizaba en Quito para encontrarse con el máximo mandatario ecuatoriano en una visita histórica. Una visita que levantó muchas expectativas y algunas críticas, sobre todo de los sectores mas correístas, pero fundamentalmente ha representado un punto de inflexión en la política exterior de nuestro país.
La salida de María Fernanda Espinosa y la llegada de un Canciller de carrera como Valencia, hacía prever que el giro en nuestra forma de orientar nuestras relaciones exteriores era algo ya inevitable. La visita de Pence confirma este giro y pone de relieve la importancia que para el gobierno de Lenín empieza a tener la política exterior y las relaciones con nuestros principales socios comerciales.
Este encuentro se puede considerar de gran interés a tenor de los resultados en los diferentes espacios de negociación que se manejaron. Los temas tratados en el ámbito de seguridad dejaron importantes resultados en áreas como la de capacitación y formación de nuestros cuerpos de seguridad además del compromiso de buscar la cooperación tecnológica y colaboración efectiva en la lucha contra el narcotráfico y apoyo a la crisis en frontera norte que Ecuador enfrenta.
En temas económicos se topó la necesidad de incrementar la inversión y el comercio entre ambos países y de empezar a trabajar en un posible acuerdo comercial que facilite el intercambio de productos; debemos tener en cuenta que el comercio y su dinamismo es uno de los principales temas que el actual gobierno quiere impulsar.
La crisis venezolana formó parte de este diálogo, además de ser el principal objetivo de la gira de Pence, donde se presentaron diferentes soluciones. Ecuador apuesta por una postura mas política, con énfasis en la diplomacia, mientras que EE.UU. busca una solución aislacionista. Debemos considerar que históricamente las políticas de bloqueo no han dado los resultados esperados y sino miremos a Cuba con más de medio siglo de bloqueo. Observamos con optimismo esta nueva situación que Ecuador enfrenta en su política exterior, parece que los intereses nacionales empiezan a primar sobre el fanatismo político que presidieron nuestra política exterior en la última década. (O)
