Una empresa de producción y comercialización de textiles había servido en el sistema de compras del gobierno autónomo, para ofertar y contratar test de coronavirus con sobreprecio. El propietario de dicha empresa, estaba prófugo y además usaba la firma para otros contratos de servicios, que nada tenían que ver con textiles. No ocurrió en Ecuador, donde leemos noticias de negociados y sobreprecios a propósito de la pandemia covid-19 a diario; sucedió en Cataluña, España y fue denunciado en la prensa.
Y parece sincronizado, pues la corriente informativa mundial –o buena parte de informativos que llegan por cable y lo que se comparte en redes sociales– al inicio de la pandemia informaba el frenesí de contagios, la desobediencia ciudadana a la cuarentena, los desaciertos de algunos gobernantes, la crisis económica global, el desempleo, falsas teorías de conspiración, recetas de cura y salvación; datos falsos de víctimas; y ahora: la corrupción en la contratación pública para atender la covid-19, faltaba más.
Mal de muchos, consuelo de tontos me dirán. Pero, aunque nuestra capacidad de entendimiento y sorpresa aún está fresca en nuestro discernimiento, el cinismo reina también para ciertas autoridades, políticos, empresarios y ciudadanos. Sí, todos llevan su parte. Todos y todas tienen cuota por su consentimiento para justificar o argumentar cualquier acto doloso. Cinismo, sobre todo, en sectores que han tolerado y callado la corrupción del pasado reciente.
Es bueno que haya ciudadanos condenando en redes estos actos; pero resulta que la cuestión es sinérgica, no solo global y no es solo la clase política gobernante. En lo que nos atañe, corrupción no es solo robar, malversar y derrochar dinero público, la deshonestidad intelectual también es corrupción. Al menos las autoridades de turno no niegan conocer al implicado, o meten mano a la justicia o argumentan hasta morir, que no hay pruebas. Gracias a los “periodistas vendidos” o “prensa corrupta”, atacada antes y ahora incluso, es que nos estamos enterando de esto. Bien por ellos, bien por la Fiscal. (O)