Las noticias resaltan la creación de taxis solamente para mujeres debido a la gran inseguridad de las urbes. En las redes sociales, la noticia de éxito de mujeres médicos es celebrada como algo único, excepcional. En las noticias, las mujeres tienen palestra cuando ganan una medalla de oro para su país. En los anuncios de las librerías se promocionan a las poetas y literatas en homenajes vacíos, utilitarios, y en estos días, por ser 25, volveremos a gritar que no queremos más muertas, que queremos justicia por aquellas a las que nos arrebataron, las que desaparecieron y a quienes las buscan y lloran solo los entornos humanos que más las han amado.
¿Cómo es posible vivir en un mundo en el que el éxito de una mujer, su vida y existencia es una excepción, en una sociedad en la que se normaliza con números el feminicidio mientras se esconde el nombre del agresor y se trama su impunidad? O peor, ¿en sociedades latinoamericanas donde se llora, se hacen series conmemorativas y homenajes a un violador y tratante de mujeres, solo porque metió un gol contra Inglaterra, se tatuó al Che , se emborrachó con Fidel y sus enanos símiles todos fraternos en su desprecio hacia las mujeres, como si no fuera esta una forma criminal de guerra? ¿En una América Latina donde se alaba y vitorea a un campesino presidente por ser tal aunque sea un machista pedófilo? ¿En una región “de izquierda” que hace la vista a un lado ante un dictador llamado progresista que violó a su hijastra y secuestró la democracia? ¿En un lugar llamado “potencia” y “el país más grande del mundo” dónde se aplaude a un primer mandatario misógino, homofóbico, racista y amante de las armas?
En qué clase de mundo vivimos en el que aún tenemos que luchar no solamente para ser respetadas si no también para ser consideradas seres humanos. Las mujeres seguimos fuera del pacto social, solamente nosotras tenemos miedo de caminar en la noche, perdernos en una ciudad o viajar solas, tenemos miedo de morir dentro de un lugar que se supone seguro, nuestra propia casa.
El día en que el 25 de noviembre se conmemore a nivel mundial nuestros logros y ya no se tenga que llorar a ninguna muerta, desaparecida, violada, el día en que podamos subir a un transporte público con tranquilidad, el día en que abortar y decidir sobre nuestros cuerpos sea un derecho, ese día podremos decir con tranquilidad que nos hemos librado del holocausto al que ahora nos enfrentamos.
