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El Telégrafo

Nuevo y mismo gobierno en Argentina

16 de diciembre de 2011 - 00:00

Si alguien que hubiera perdido la conciencia en el año 2008 o 2009 la recuperara hoy, no podría creerlo. La ofensiva de la derecha agromediática, tan exitosa para entonces, terminó en retirada y derrota. En Argentina, los cortes de ruta lanzados por los sectores propietarios de tierras contra el aumento de retenciones estatales a sus ganancias hicieron dura mella en el gobierno por entonces temprano de Cristina Fernández de Kirchner. En algún momento pareció que el gobierno podía caer, y los sectores conservadores movían todos los resortes para lograrlo. La pertinaz defensa que sectores del pueblo organizado hicieron más la fuerte decisión de la presidenta, impidieron la interrupción de un gobierno que había surgido con los mejores augurios.

En el previo período presidencial de Néstor Kirchner se había parado la enorme suba anterior de la deuda externa con una audaz negociación de los bonos en el mercado internacional. Y se había iniciado una lenta pero clara regresión de la pobreza, la desocupación y la indigencia, males que incluían por entonces índices alarmantes para un país que había solido ser ejemplo de inclusión social en Latinoamérica.

Cristina Fernández había ganado con más del 45% de los votos, lo que le daba una legitimidad indisputable. Pero la campaña de desestabilización del stablishment había logrado debilitarla notoriamente hacia finales del año 2008, apenas un año luego del inicio de su mandato.

De allí se renació a puro coraje; si bien perdió las elecciones legislativas de junio de 2009, el kirchnerismo emergió sorprendentemente de su situación de defensiva. Con minoría parlamentaria, logró seguir imponiendo la agenda y los temas decisivos. Y antes de perder la mayoría, impuso proyectos importantes, como la Ley de Servicios Audiovisuales (ley de medios) o la reestatización de los fondos jubilatorios que estaban en manos de grupos financieros privados.
Las oposiciones se engolosinaron en una campaña mediática de destrucción masiva que terminó hartando a la población y mostrando que ellas eran incapaces de gobernar. Se transformaron en un coro de protestas. El gobierno emergió como opción contundente de gestión y estabilidad, con lo cual obtuvo nada menos que el 54% de los votos en las recientes presidenciales de octubre.

Ha reasumido el gobierno Cristina este sábado, y lo ha hecho ante una plaza colmada y un país esperanzado. Frente a la crisis europea, el modelo latinoamericano de Estado presente e inclusión social aparece como una opción a la vez sensata y necesaria.

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